Viaje a China

Sánchez aplaude la financiación pactada con ERC: "Lo que es bueno para Cataluña es bueno para España"

El presidente del Gobierno se da hasta "finales de año" para buscar junto al resto de la UE la "salida" de Maduro del poder en Venezuela

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez / Europa Press/Contacto/Alberto Gardin

Pedro Sánchez continúa dando pasos en la defensa del polémico pacto entre el PSC y ERC para que Cataluña cuente con un nuevo sistema de financiación, fuera del régimen común. El acuerdo, que si entra en vigor supondrá que la autonomía pase a tener la capacidad de recaudar y gestionar todos los impuestos generados en su territorio, ha provocado los ataques del PP y un enorme malestar entre varios líderes socialistas. Sobre todo, por parte de los más críticos con el presidente del Gobierno, como el aragonés Javier Lambán y el castellano-manchego Emiliano García-Page, que consideran que la nueva financiación catalana, que para hacerse realidad necesita ser avalada por el Congreso, supone acabar con la solidaridad entre comunidades. Pero Sánchez cree que estas críticas parten de un punto de vista errado: el mismo que condujo en 2017 a la crisis territorial que desembocó en el referéndum independentista. 

“Todos debemos extraer conclusiones de lo que pasó en 2017 para no cultivar el agravio territorial. Nosotros lo estamos haciendo, con medidas difíciles como los indultos y la amnistía. La propia sociedad catalana está aprobando estas políticas. Estoy convencido de que lo que es bueno para Cataluña es bueno para el resto del país. La dialéctica de lo que es bueno para unos es malo para otros nos llevó a 2017”, ha señalado en la madrugada de este miércoles el jefe del Ejecutivo desde Kunshan, en China, en la última etapa de un viaje centrado en la economía y la política de aranceles entre la UE y el país asiático.

Sánchez evita entrar en el detalle del pacto con ERC, que deja muchos aspectos por concretar, como la cantidad que Cataluña dará en concepto de solidaridad interterritorial. Pero lo respalda de principio a fin, elevándose sobre la enfrentamiento entre autonomías por la financiación, en un momento en el que el presidente presiona al PP para abordar un nuevo sistema, y pidiendo dentro y fuera de su partido centrarse en lo verdaderamente importante: el fin de la larga década de gobiernos independentistas en Cataluña. 

La Diada

La fecha de este miércoles engarza bien con este relato. “Hoy, 11 de septiembre, la Diada, hay un presidente en Cataluña que se llama Salvador Illa y apuesta por la convivencia entre catalanes y la integración de Cataluña en el proyecto común de España. Este es uno de los cambios sistémicos que ha puesto este Gobierno en marcha. Se verá conforme avance el tiempo”, ha añadido Sánchez, cuatro días después de un largo comité federal del PSOE marcado por el pacto con ERC, con Page y Lambán cargando con dureza contra la financiación catalana mientras otros barones, como el extremeño Miguel Ángel Gallardo, también planteaban dudas. 

El líder socialista transmitió en esa cita una tesis sorprendente. En un momento en el que corre peligro la suerte de los Presupuestos del año que viene, especialmente por el posible voto en contra de Junts, Sánchez dejó claro que pensaba agotar la legislatura aunque no lograse sacar adelante sus iniciativas en el Congreso. “Hay Gobierno para largo (...) Vamos a avanzar con determinación, con o sin apoyo de la oposición, con o sin concurso del Poder Legislativo”, dijo el pasado sábado. 

Sus colaboradores señalaron después que el mensaje iba dirigido especialmente al partido de Carles Puigdemont. Pero Sánchez se ha mostrado esta vez más cauto, pese a insistir en la idea de que no contempla en ningún caso un adelanto electoral. Tras mostrar su disposición al diálogo con los grupos del Congreso (“vamos a tender puentes con el máximo respeto al Parlamento), el jefe del Ejecutivo ha dejado claro que no piensa quedarse de brazos cruzados si continúa el bloqueo legislativo que ha marcado el inicio de esta compleja legislatura. 

“El Gobierno no va a renunciar a su agenda, basada en una mayor competitividad, más empleo y vivienda, mejor Estado del Bienestar, la igualdad de género o la paz en Ucrania y Oriente Medio. Todo eso tiene intersección con el Parlamento. Pero también tiene acción propia del Gobierno”, ha argumentado durante una rueda de prensa en la que también ha ofrecido pistas de su hoja de ruta en Venezuela tras la reciente concesión de asilo a Edmundo González Urrutia, el candidato de la oposición antichavista en las elecciones de finales de julio.

El calendario

Criticado por el PP por su supuesta tibieza frente a Nicolás Maduro, con los conservadores exigiéndole que reconozca a González Urrutia como ganador de estos comicios, Sánchez ha fijado un calendario para la toma de decisiones. La fecha clave es enero del año que viene, mes en el que está fijada la toma de posesión del presidente del país latinoamericano. Hasta entonces, como mínimo, el Gobierno no tiene intención de reconocer al dirigente opositor, porque considera que sería un gesto estéril similar al de hace cinco años con Juan Guaidó. La idea con la que trabaja la Moncloa es otra: intentar en los próximos meses, dentro de la UE y trabajando con otros países como Brasil y Colombia, que Maduro abandone el poder de forma pacífica. 

“El Gobierno ha pedido la publicación de las actas de las elecciones en Venezuela. No reconocemos la victoria de Maduro y trabajamos por la unidad dentro de la UE que permita un margen mediación de aquí a final de año para que podamos encontrar una salida que vehicule la voluntad democrática expresada en las urnas del pueblo venezolano”, ha dicho Sánchez tras detenerse en las críticas del PP por la concesión del asilo a González Urrutia, reclamado por él mismo ante la posibilidad de acabar en la cárcel en Venezuela. Tras haber defendido con insistencia un gesto de este tipo, los conservadores han pasado ahora a acusar a Sánchez de “hacer un favor” a Maduro al colaborar en la salida de Caracas del candidato opositor. 

“Si asilamos, porque asilamos. Y si no asilamos, porque no asilamos -ha concluido Sánchez-. Si una persona pide asilo y le decimos que no, ¿cuál hubiera sido la reacción en este caso justificada de la oposición y del conjunto de la sociedad española? El asilo no deja de ser un gesto de humanidad con personas que están sufriendo la persecución y la represión”.