Opinión

Sonrisas y lágrimas

Laporta atiende a todos los aficionados en Annapolis

SPORT

Tiempos difíciles... Estamos a poco más de una semana para que se cierre el mercado de verano, el gran mercado, y llegamos a él sin saber del todo el qué y el cómo podremos adquirir, y de hacerlo, el cómo y cuándo podremos inscribir.

Ese gran mercado, en realidad, tiene o debería haber tenido, toda la temporada para ser analizado y planificado, y es ahora, en el mes de agosto, cuando todo se destapa en 30 enloquecidos días de negociación y cierre. Estos 30 días son en realidad como ese partido de futbol final en que todo se decide, cuando se gana o se pierde, cuando se ríe o se llora. De los 90 minutos de ese partido crucial, la primera media hora (hasta el 10 de agosto) se produce el típico tanteo en el que se ponen las cartas sobre la mesa, donde se enseña fortaleza o flaqueza, donde se muestra intención y se exhibe seguridad y maneras. Los siguientes 30 (hasta el 20), unos y otros ya se han destapado y saben lo que, salvo sorpresas, se puede esperar de ambos. Y finalmente, llega el cierre del partido y del mercado, los fatídicos 30 minutos finales y hasta el minuto 90 (fin de mes) donde, al alcanzar el final del tiempo establecido, uno sabe realmente la realidad de todo lo vivido, donde se hace la luz, donde el juego de verdades o faroles queda a la vista del mundo, el resultado es definitivo y de nada valen los lamentos…

Y ahí estamos, en esos minutos finales. Se acaba el tiempo, y bajo una política comunicativa que uno, respetándola, no acaba de entender, se ha optado por la falta de información. La mudez puede ser prudente y hasta deseable en la negociación, y por lo tanto adecuada en el mercado del trato y contrato, pero en exceso, como es el caso, la falta de comunicación, estratégica, construida, pensada y positiva por parte del club, se puede convertir tóxicamente en especulación y ruido, o directamente en mierda vertida sin contemplación por parte del que le quiere mal al club. Si la situación fuese boyante y sobrada, no habría reparo en vivir en el más absoluto mutismo, pero es bien sabido y conocido, que en el ámbito de la empresa y de la crisis, y el Barça, hoy, atraviesa, financiera, que no económicamente, una y de muy profunda, la comunicación regular y estudiadamente adecuada, más que una oportunidad, es una necesidad, ya que, al callar la bazofia interesada, tranquilizas a tus seguidores y sosiegas tus mercados.

Y entre tanto silencio, que Laporta no se engañe, si sale victorioso tendrá una multitud esperándolo tras la puerta, si pierde, crítica y soledad, con alguna ausencia que le dolerá y alguna inesperada presencia que lo emocionará. Así es la vida