Opinión

El hijo de Wakaso

RCD Espanyol - Real Oviedo

RCD Espanyol - Real Oviedo

Hoy es una “contra” delicada, el que quiera entenderla lo hará más allá de sus colores, el que no quiera, también la entenderá, pero no la querrá aceptar, aunque que yo se lo pinte de colores.

Escuchaba el domingo a Edu de Batlle en RAC1 justo después de que el Espanyol consiguiera el ansiado ascenso, un “speech” personal, directo y muy blanquiazul haciendo referencias al club de sus amores, hablando de sus aficionados, su ardua temporada y su historia. El discurso, por contenido y continente fue precioso y preciso, Edu es uno de esos periodistas pericos y de raza y melaza que cuando se suelta, no puedes hacer otra cosa que escuchar, admirar y sonreír. Todo épico, todo anímico…

Pero también es cierto que mientras iba hablando, a muchos culés entre los que me cuento, la imagen de esas gentes y esa historia, poco tenía que ver con la imagen que tenemos, nosotros culés, de cuanto él narraba.

Estos días me he cansado de escuchar algunos colegas de profesión y opinión, solo algunos, celebrando y felicitándose por tener al Espanyol en primera cuando en sus entrañas culés ni se sienten felices por su ascenso, ni mucho menos han experimentado la más mínima alegría o regocijo.

En estas situaciones, nos invade un cierto postureo que tanto culés como periquitos sabemos que existe cuando la exposición es pública. No seamos hipócritas... Ni los blaugranas son felices y se alegran contemplando gestas blanquiazules, ni los de Cornellà (o Barcelona, como ustedes gusten) sienten la más mínima dicha con nuestras ligas o nuestros triunfos. Y esto que les expongo… ¡No es nada malo! De hecho, es lo lógico al tratarse de dos clubes que, aunque de dimensiones y aspiraciones diferentes, no somos ni mejores ni peores, simplemente no tenemos nada que ver.

Yo soy culé, y donde mi amigo Edu ve épica, generosidad y compromiso, yo cuando piso su hermoso estadio, que lo es, percibo hostilidad, rabia y enfrentamiento, me sorprende que pasen más tiempo con cánticos contra los míos que de apoyo hacia los suyos, y cuando pienso en la historia, se me clava en la mente el comunicado inerte y desgarradoramente equidistante que hizo su club después de que los ciudadanos de un país que compartimos, fueran brutalmente agredidos por haber intentado simplemente votar…

Ya ven, cada cual su prisma, cada cual su percepción, cada cual su pasión.

Y no, el hijo al que siempre han hecho referencia en unos cánticos deleznables que nadie acallaba, no era de Wakaso, era y es de un central catalán que como jugador alcanzó con su equipo una excelencia que algunos jamás vivirán.

Cosas del fútbol… ¿Verdad?