Opinión

Dime que me quieres

Laporta llega a las oficinas del Barça al teléfono y papeles en mano a dos días del cierre de mercado

Laporta llega a las oficinas del Barça al teléfono y papeles en mano a dos días del cierre de mercado / El Chiringuito

Hoy viernes acaba el mercado, y objetivamente, y para nuestra desdicha, no se esperan demasiadas novedades… Si existiese una cámara acorazada en el club donde se guardara el dinero y entráramos en ella a gritar, el eco nos despediría hacia atrás en una bofetada invisible de realidad. Triste presente el que nos toca vivir como culés. Todos pensamos en su día que la indecente losa del legado de la anterior junta directiva sería dura de superar, pero ni los más pesimistas podían prever tantos meses, ya años, de triste calvario económico. De nada sirve que el Barça sea potencialmente rico, que lo es, el presente nos recuerda que la situación financiera pende de forma constante y desde hace años de un hilo, un finísimo alambre que desde el club van manteniendo erguido, día a día, cada día, pero sin conseguir sustituirlo de momento por un cable de mayor diámetro que nos ofrezca un respiro y nos permita mirar adelante con cierto sosiego.

Y en este anverso de penuria financiera, que no por conocido uno se acaba de acostumbrar, existe el reverso de la moneda, el deportivo, y ahí no podemos hacer otra cosa que felicitar y felicitarnos, porque, no nos engañemos, solo saldremos de esta maldita crisis si funciona esa otra cara… ¡Y vaya si funciona!

Si en la primera, decíamos que ni el más pesimista podía prever tanto dolor, en esta segunda es exactamente al revés, y ni al más optimista se le hubiese ocurrido pensar hace solamente un mes, que, tras los tres primeros partidos, el líder en solitario sería un orgulloso e ilusionante Barça, existiendo un mastodóntico monstruo plagado de estrellas adquiridas a golpe de talonario, acechándonos, hambriento y baboso, desde Madrid.

¡El mundo al revés!

Extraño paradigma el que nos toca vivir, ¿No les parece?, tan extraño que a veces se nos hace incomprensible y hasta ininteligible (mala cosa para la confianza) y parece que desde el club se nos invite a entregarnos a la fe sin explicaciones… Y no. Una cosa es esperar y fiar, que ahí siempre estaré gobierne quien gobierne, y otra muy diferente es colmarnos y calmarnos a base de silencio.

Laporta es un erudito de la palabra, un genio de la comunicación y un dotado para la seducción, y no es consciente de lo mucho que construiría oír su voz en la opacidad y el dolor de este mutismo.

Laporta es como esa novia que adoramos, que aun sabiendo que nos puede estar engañando, al susurrarnos un “te quiero” nos desarma, consiguiendo inmediatamente que olvidemos el pasado y nos lancemos a ciegas a sus adúlteros brazos. Y sabiéndolo, Jan, hazlo… ¡Dinos que nos quieres!

Lo necesitamos…