Opinión

La clave es creer en Xavi, mucho más que renovarle

Aunque lo parezca, no son la misma cosa. El tiempo nos lo aclarará

Xavi y Laporta, hasta 2025

Xavi y Laporta, hasta 2025 / SPORT

Anda metido el Barça en dos realidades paralelas. Por un lado, le atribuyen - de nuevo - un plantillón y le piden todos los títulos, incluso la Champions, en la que suma la friolera de ocho años sin competir al nivel que exige su historia. A la vez, sigue siendo un club, en contra de lo que casi siempre ocurrió, que no ficha lo que quiere, sinó lo que puede.

Deberíamos no olvidar un dato: el Barça es el equipo de la Liga que menos ha invertido, sólo por detrás del Athletic Club, casi sin mercado por su conocida y particular filosofía. Laporta sólo soltó el ancla con Oriol Romeu. 3´4 millones de claúsula, en la ventana más austera que se recuerda en el Camp Nou en mucho tiempo. Un fichaje low cost, dos futbolistas libres y dos cedidos. Enfrente, su rival directo aflojando 130 millones a cambio de Jude Bellingham, por no citar los talonarios que han vuelto a mover los principales aspirantes a la conquista de Europa. Convendrá, cuando la temporada apriete, no perder de vista un contraste que no es menor.

Sólo el Barça, la grandeza de su marca, el sueño de varios futbolistas y distintas coyunturas contractuales han logrado revertir una inversión pobre en un año ilusionante, en el que Gündogan, Cancelo o Joao Félix han luchado por asomar en el roster definitivo como piezas de máximo nivel. Otro milagro, como lo fue arrebatarle al Madrid la liga, teniendo mucho peor fondo de armario.

En ese contexto, me pregunto: ¿Que hay que pedirle a Xavi, títulos o fútbol? Lo tengo claro. No le pido títulos. Le reclamo que el equipo juegue mejor que hace un año, ser reconocible con mayor continuidad y tratar de dominar los detalles en todos los escenarios. Nada más. Si lo resumo, digo la segunda parte de Villarreal más veces. De hecho, es el reto que él se impuso públicamente: crecer. Si además gana, miel sobre ojuelas.

En el fútbol, los títulos jamás aparecieron por arte de magia. Casi siempre fueron pura consecuencia del crecimiento. El City, por ejemplo, tardó siete años en levantar la Champions. Ni Guardiola ni el jeque lograron recortar los tiempos del juego. Los responsables del club así deben entenderlo. A Xavi Hernández se le fichó tarde, tras no haberle considerado en verano y con el Barça noveno en la tabla. En año y medio, colocó dos trofeos en las vitrinas, ha vuelto a humillar al Madrid teniendo, para mí , peor plantilla y ha completado una limpieza sin precedentes de veteranos que lastraban la nómina. Vale, el equipo debe mejorar. Eso es evidente. Pero el entrenador merece no sólo renovar, también que crean en él de verdad. Lo primero sabemos que va a suceder pronto. Lo segundo nos lo dirá el tiempo. Juez insobornable.