Opinión

Revienta el barco de la media oreja de Lamine Yamal

Lamine Yamal marcó ante la Real Sociedad

Lamine Yamal marcó ante la Real Sociedad / JAVI FERRÁNDIZ

Cuando en febrero se filtró, esta vez de verdad, que Kylian Mbappé iba a vestirse de blanco, solté una frase que desató carcajadas en algunos de los mentideros de la capital. Dije que no cambiaba media oreja de Lamine por las dos piernas de Mbappé. Así, simple y llano. No había que traducirlo de forma simple. No estaba transmitiendo que Yamal es mejor que el francés - que aún no lo es -, ni que lo vaya a ser, porque eso es algo que aún nadie sabe. La intención era, primero, poner en valor La Masia como respuesta ante la crisis propia y la opulencia del rival; y segundo, mandar un aviso claro: que es muy bueno, va serlo más en el futuro y que nadie descartara, a la larga, un duelo entre ambos por el cetro mundial.

Han pasado ya cuatro meses y en ese barco no cabe una aguja. El mensaje no sólo es vigente, sinó que cobra dimensión a cada segundo que pasa. Ahora mismo, en cualquier encuesta de calle entre el barcelonismo reinaría el NO, sin discusión. “NO cambio media oreja del crack de Rocafonda por la nueva estrella merengue”. Lamine está llevando su irrupción a unos niveles espatarrantes. Ya no se trata de poner en solfa todos sus récords de precocidad, su manera de lidiar con la presión en plena adolescencia o una proyección que le puede llevar, si le respetan los imponderables del juego, a merodear los 300 partidos cuando cumpla 20 años.

Desde luego, todo eso, además de insólito, es casi insultante. Tanto como su fútbol. Le da igual Gvardiol que Nuno Mendes. Conduce con la elegancia de un gamo, otea el horizonte como un halcón y arranca con la determinación de un guepardo. Y se equivoca poco. “Será Mbappé quién luche contra él”, dijo “Kubala”, su descubridor. Hagan caso:ni media oreja.