Opinión

Buscando Enemigos

Joan Laporta se dirige a los socios en la Asamblea

Joan Laporta se dirige a los socios en la Asamblea / FCB

El Barça nos importa, nos ocupa y nos preocupa. Además, no solo debería interpelar a los culés. No hay marca más global, ni que genere mayor resonancia para la ciudad y para Catalunya que el FC Barcelona. ¿Alguien se imagina que el Barça desaparezca? El gobierno del club, por su idiosincrasia estatutaria, siempre ha generado un acercamiento interesado de la sociedad civil, las instituciones y los partidos políticos. Grupos muy diversos, a menudo, han buscado las conexiones necesarias entre ellos para encontrar consensos que permitan conquistar su sala de juntas. La mística del poder es así de atractiva y curiosa.

Hoy hay solo una testaruda realidad, Laporta ha perdido casi toda su credibilidad. Si mañana hubiera elecciones, hay muchas dudas de que fuera capaz de ganarlas, a pesar de estar dentro, que siempre da una clara ventaja. ¿Se imagina alguien hoy la pancarta como reclamo electoral? La lona leída hoy suena a epitafio. Mantiene la legitimidad que le dieron las urnas, pero el personaje que generó ilusión y bastante cohesión entre la masa culé, como aquel que debía dar el volantazo a la ofuscada gestión de Bartomeu en el último periodo de su mandato, está poniendo demasiado en riesgo la entidad con un liderazgo personalista, vocacionalmente precipitado y poco transparente.

Ya no existe organigrama, todo empieza y acaba por el presidente y sus asesores. Las secciones no solo se han visto desdeñadas en lo económico, también en su modelo de gestión. Cuatro de los cinco entrenadores, por razones voluntarias o por resultados, han dejado el club con resultados paupérrimos. El balonmano, la excepción con una gran temporada en que lo ha ganado todo, ha visto como el dirigente subía al podio a recibir la Champions con los jugadores y posteriormente alzaba el título como uno más de ellos en la pista. Lo nunca visto. “Se li ha anat l’oremus”, me decía un significado deportista. Se le fundieron los plomos en la celebración del femenino en el balcón de la Generalitat quedándose con un “sois auténticos y… Auténticos”. 

La semana pasada apareció un grupo organizado con vocación de hacer oposición. Ese colectivo se añade a Víctor Font, que está consolidado como el candidato a retar a Jan en las próximas elecciones, tras ejercer una mesurada y responsable oposición. Un perfil propio muy ejecutivo, moderado y sensato. Una salida que suena a precipitada y poco controlada.

¿Era el momento? Laporta necesita enemigos. Hoy es un Quijote más preocupado de las luchas fratricidas, que de la reconstrucción del Club. Cree que su paranoico modelo de gestión es perfecto. Es el único convencido de que tenemos plantilla para luchar contra los grandes de Europa. Solo él toma todas y cada una de las decisiones importantes. Ante el “Senado Blaugrana” se vino arriba y lanzó las primeras arengas contra todos los que no son él.

Divide y vencerás es el modelo del Presidente, no debería ser el de los culés. La moción de censura es un run run cada vez más escuchado en tertulias. Una oposición unida sería capaz de sensibilizar a los culés de que esto está más cerca del fin que de retomar la ilusión. El tiempo se agota y esto es algo más que una partida de ajedrez.