Opinión

Barcelona es Fórmula 1

Carlos Sainz, con los aficionados en el Fan Village de Plaça Catalunya

Carlos Sainz, con los aficionados en el Fan Village de Plaça Catalunya / Circuit de Barcelona-Catalunya

La semana pasada la Formula 1, con toda seguridad una de las mayores marcas del deporte, pasó por Barcelona una vez más. Ya son treinta y una ediciones ininterrumpidas del deporte rey de las cuatro ruedas. Un año antes de que la ciudad condal se convirtiera en un icono mundial, con la celebración de los Juegos Olímpicos, se celebró el primer gran premio en color. El Circuit de Barcelona-Catalunya fue un proyecto de un país que tiene una dilatada cultura del motor, impulsado entre la administración pública y el sector privado, que se convirtió en una instalación emblemática. Al RACC, copropietario de la instalación, un ejemplo paradigmático de institución privada asociativa, se sumará en enero, para gestionarlo, la Fira de Barcelona que, bajo el liderazgo de Pau Relat, se está convirtiendo en un líder mundial en la atracción de grandes eventos internacionales.

Barcelona ha pegado un volantazo a la compleja situación creada por la administración Colau, que situó a la ciudad de espaldas al Gran Premio. Ahora las administraciones públicas vuelven a sumar. La ciudad ha recibido con las manos abiertas a la competición en su corazón. El Barcelona Fan Festival ha atraído a 120.000 personas a la Plaza Catalunya, otras 50.000 asistieron a la exhibición que los monoplazas efectuaron en el Paseo de Gracia. Allí vi como los mandatarios de Liberty Media se mostraban altamente sorprendidos de la gran organización, viendo como una ciudad entera se volcaba para defender lo que quiere seguir teniendo.

Se ha cambiado la estrategia dubitativa anterior por una nueva en la que existe un claro liderazgo, buenas ideas y se asumen responsabilidades. La inauguración del rooftop, un puente emblemático e icónico, que pasa por encima de dos curvas, añade valor y se convierte un lugar maravilloso para visionar la competición distinto de la tribuna principal. Todo lo relatado anteriormente, permiten hacer crecer el optimismo para creer que se puede mantener la cita más allá del 2026. No debemos compararnos con nada, ni intentar competir con Madrid. Un circuito urbano y el Circuit son cosas muy distintas. Tenemos una marca propia global y somos garantía de éxito en la celebración de eventos deportivos, cerca del 70% de asistentes son extranjeros que cada año llegan a Barcelona.

Lamentablemente, mientras todo eso ocurría, cuatro iluminados que van de culturillas, de tertulianos sesudos o de columnistas iluminados se dedicaban a criticar la inversión pública o el colapso circulatorio en la ciudad por un día, por suerte son pocos, van claramente en dirección contraria de la mayoría de la opinión pública y solo hacen un poco de ruido en Twitter. Son los mismos que si se perdiera la Fórmula 1, quemarían las naves criticando que no se había hecho todo lo posible. Se les ve demasiado el plumero y su maniqueísmo cansa. Hay una historia de amor entre el deporte mundial y nuestra ciudad. Barcelona suma al deporte, sea el que sea, y el deporte aporta un posicionamiento a nuestra marca ciudad-país, además de atraer a un turismo cualificado. Sigamos ese camino.