Opinión

Barça: el último, que cierre la puerta

Joan Laporta, en el palco antes del FC Barcelona Rayo Vallecano

Joan Laporta, en el palco antes del FC Barcelona Rayo Vallecano / Valentí Enrich

Joan Laporta, su junta directiva y sus seguidores tienen todo el derecho del mundo a presumir de su gestión y a afirmar que han salvado al FC Barcelona. Faltaría más. El mismo derecho que tienen miles de socios, analistas, articulistas y otros ilustres personajes del entorno azulgrana a pensar todo lo contrario. Y tengo la impresión, desde hace tiempo, que son muchos más estos que aquellos.

Eso hace que me acuerde de aquel chiste del conductor que va por una autopista, pone la radio y escucha: “¡Atención, mucha precaución, hay un coche circulando contradirección por la autopista” Y este conductor grita para sí mismo dentro de su coche: “¿Cómo que uno? ¡Hay dos, tres, cuatro, todos van en contradirección!”.

Lo que está ocurriendo en el FC Barcelona desde tiempo (y no es un defecto exclusivo de esta junta, más bien común a todas en mayor o menor medida), es que no existe el más mínimo atisbo de autocrítica ni de transparencia. Al revés, se culpa de desestabilizadores a medios y periodistas que, según ellos, no son afines, como si tuviéramos que serlo por obligación. Se quejan de la oposición (¿de verdad ha existido en estos tres años?) porque no ayuda a la causa, como si los que mandan ahora no la hubieran hecho antes ejerciendo su derecho a fiscalizar a la junta del momento. Hoy, son ellos los que acusan de estar siendo desestabilizados cuando quienes se van del club son personas que ellos mismos pusieron en el cargo y que explican a sus allegados cosas que ponen los pelos de punta. Por algo se han ido. La nómina de bajas es terrorífica.

Piden que se les deje trabajar y que todos cerremos la boca cuando, entre otras muchas cosas, está de máximo responsable del Espai Barça una persona que jamás había lidiado con una obra de tal magnitud y que estuvo presente en la desaparición del Reus; cuando el jefe del tan susceptible departamento de compras es un trabajador que Ferran Reverter envió a gestionar el almacén del club y que era tesorero de Laporta durante su aventura política... y en otras; cuando el compliance officer actual no hubiera pasado jamás el primer filtro de selección por manifiesta incompatibilidad; cuando la potente marca Barça está en manos de la hija de la jefa de gabinete de presidencia. Un club donde las premisas de la excelencia y la meritocracia no son cualidades de obligado cumplimiento, ¿hacia dónde va?

Lo escribí hace tiempo, incluso cuando el Barça era campeón de Liga y la pelota lo sujetaba todo: el Barça se desangra por culpa de su modelo de gobernanza. Un club donde, sin ir más lejos, se normaliza lo que ha pasado con ISL y los avales, es un club que no se respeta a sí mismo. Perdón, quienes lo gestionan, porque Joan Laporta sí ha dicho una verdad como un templo en este mandato, el día que justificó la salida de Leo Messi: “Nadie está por encima del FC Barcelona”. Exacto, nadie.