Una lingüista revela cómo sonaba el castellano en la Edad Media

El castellano ha ido cambiando mucho con el paso de los siglos

Un escritor medieval

Un escritor medieval / SPORT.es

El Imperio Español se desarrolló entre los siglos XVI y XIX y acaparaba un extenso territorio: la península ibérica, la península itálica, los actuales territorios de Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, gran parte de América, África y el Sudeste de Asia y el Pacífico.

Cuando Cristóbal Colón, bajo en mandato de los Reyes Católicos, llegó a América; logró que el Imperio Español alcanzara una envidiable posición hegemónica que despertaría envidias a lo largo y ancho de todo el globo. 

En el Imperio Español se hablaba el castellano, pero lo cierto es que se parecía solo en algunas palabras al castellano que conocemos hoy en día. El idioma castellano proviene del latín, al igual que otros idiomas como el portugués, el catalán o el italiano. Lo cierto es que antes de esta época, ya en la España medieval, el castellano no era el mismo que el que utilizamos a día de hoy.

Elena Herraiz, divulgadora científica, lanza una pregunta a todos los consumidores de series y películas en versión original: "Si estáis viendo una película ambientada en la Edad Media, ¿no molaría que hablaran el castellano de esa época?".

Si escucháramos hablar ahora mismo a alguien en el castellano que hablaban en el medievo en España "nos sonaría un poco como una mezcla de catalán y portugués". Y es que Elena parte de una base muy clara, "calcular desde cuando hasta cuando se habla una lengua es muy difícil".

El siglo XVIII se establece como el comienzo del Cantar del Mio Cid, la primera obra poética extensa de la literatura española. Elena expone una de las primeras frases de esta obra y nos enseña como sonaría en español medieval "De los sos oios tan fuerte mientre lorando (De sus ojos tan fuertemente llorando) Tornaua la cabeça e estaua los catando (Giraba la cabeza y los estaba mirando)".

Elena además responde a varias preguntas: "¿Cómo se sabe que se pronunciaba así?" Se pregunta, ya que en los libros de texto no hay transcripción fonética. "Por reconstrucción y comparación con otras lenguas romances como el italiano, el francés o el rumano y por textos tardíos que nos decían cómo se pronunciaba".

La segunda pregunta a la que responde es "¿Cómo se sabe cómo era la acentuación si no hay tildes?". Elena expone que esto es "porque la acentuación no suele cambiar de sitio casi nunca, solo muy raras veces".

Elena expone que las vocales eran muy parecidas a lo que tenemos hoy en día y que lo único memorable era que existía la "apócope extrema", es decir, "que la e se perdía casi de forma sistemática a final de palabra". Así por ejemplo, se decía 'noch' en vez de noche o 'nuef' en lugar de nueve.

Además, Elena nos expone las diferencias que existían con cada letra del abecedario y es que, no todas las letras sonaban como se escribían ni como lo hacemos hoy en día.