Estos eran los requisitos necesarios para ser piloto en la flota de Indias del Imperio Español

La flota de Indias tenía un gran proceso de selección para formar parte de su plantilla

Flota de Indias del Imperio Español

Flota de Indias del Imperio Español / SPORT.es

El descubrimiento de América revolucionó muchos campos, entre ellos el panorama naval español. Y es que surgió una nueva necesidad, comunicar formalmente la metrópoli con los nuevos territorios descubiertos.

Es por esto que, la flota de Indias fueron el mecanismo de funcionamiento de nuestro monopolio comercial de América y constituyeron la esencia de la denominada como 'carrera de Indias'. La formación y la habilidad de las personas que formaban esta flota eran esenciales para el éxito por eso, no cualquiera podía formar parte de ellas.

Para convertirse en piloto se tenía que pasar un camino exigente y meticuloso, que estaba diseñado para preparar a los navegantes más aptos para enfrentarse al Atlántico. Esta formación incluía un currículum tanto teórico como práctico, impartido por prestigiosas instituciones como la Casa de la Contratación de Sevilla y el Real Colegio Seminario de San Telmo.

Ambos, enseñaban a sus alumnos tanto conocimientos prácticos como teóricos y se complementaban entre sí para conseguir los mejores profesionales en la materia. Los exámenes que administraba la Casa de la Contratación de Sevilla eran especialmente conocidos por su severidad y precisión.

Los candidatos debían ser españoles de origen, mayores de 24 años, y poseer un historial de buena conducta y juicio, además de haber navegado hacia las Indias durante al menos seis años. El examen constaba de dos partes: una teórica y otra práctica. Además de estas, también se evaluaba el carácter de los candidatos.

 Los examinadores buscaban asegurarse de que los futuros pilotos no solo fueran competentes, sino también personas de confianza, capaces de tomar decisiones éticas y morales en situaciones de alta presión. 

Los pilotos debían estar preparados para enfrentar tormentas violentas que podían surgir sin previo aviso, poniendo a prueba su habilidad para mantener el curso y la moral de la tripulación. Los ataques de piratas eran otro riesgo constante, especialmente en el Caribe y cerca de los puertos estratégicos.