¿Pueden los perros y los gatos ser veganos? Una veterinaria se pronuncia

En las redes sociales cada vez son más las personas que adaptan el estilo de alimentación de su perro en función de sus propias preferencias. Y es que en la actualidad son muchas las personas que optan por un estilo de vida en el que tenga cabida el veganismo.

"El veganismo es una actitud y una manera de vivir dedicada a evitar causar daños a animales no humanos en la medida en que esto es posible", explican desde el portal Ética Animal.

Pero, ¿hasta qué punto es recomendable proporcionar a nuestros perros y gatos una dieta vegana?

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En el mercado ya podemos encontrar algunas marcas de croquetas o pellets veganos para perros que ostentan ser "un alimento nutricionalmente completo y equilibrado" para nuestros compañeros peludos. Sin embargo, esto no significa que sea lo ideal para ellos.

“El veganismo es una filosofía de vida y una postura ética, y se basa en el respeto hacia los animales. Siendo consecuente con ello, las personas deberían respetar lo que son”, dice con énfasis la veterinaria y nutricionista felina y canina de la Universidad Austral, Constanza Pinilla.

La experta asegura que los perros y gatos no deben seguir una dieta sin productos animales por diferentes razones. La principal es que, tanto los perros como los gatos, son animales carnívoro y, para cumplir sus requerimientos nutricionales de forma óptima; deben consumir productos de origen animal.

“Los animales carnívoros tienen un tracto digestivo mucho más corto que, al recibir ingredientes de origen vegetal, no es mucho lo que se queda dentro del animal. (...) Por ejemplo, cuando un animal tiene una dieta de buena calidad, disminuye el volumen de deposiciones, y con una dieta de baja calidad, ese volumen aumenta”, menciona.

Es decir, todo lo que es de origen vegetal es menos “aprovechable” por el cuerpo de nuestras mascotas, por lo que el exceso de deposiciones se traduce en una mala o nula absorción de nutrientes.

La veterinaria expone de manera clara lo que puede provocar alimentar con comida de origen vegetal a un perro o gato: pérdida de pelaje, pelaje poco brillante, pérdida de peso, hambre, falta de nutrientes, problemas oculares, afecciones cardíacas o problemas neurológicos.