Opinión

Xavi Hernández, villano oficial del Barça

Xavi Hernández, en su último partido con el Barça

Xavi Hernández, en su último partido con el Barça / DANI BARBEITO

Ningún club tan agradecido como el Barça, ningún club tan cruel como el Barça. No hay nada mejor que ser hoy Hansi Flick, el nuevo ídolo de la afición, coreado en Montjuïc tras solo cuatro partidos, elogiado desde dentro y desde fuera, con total merecimiento. Y no hay nada peor que ser hoy Xavi Hernández, una leyenda del club convertido, por oposición, en el punto de mira de todas las críticas.

Que a Xavi le critiquemos los pobres periodistas en cierta manera le va, le iba, en el sueldo, algo que quizás comprendió cuando ya era demasiado tarde. Su problema no fueron los visibles artículos de prensa, a los que prestaba demasiada atención, sino los silenciosos y oscuros movimientos desde dentro del club. Tardó demasiado tiempo en entender que quien le movía la silla no se sentaba frente a él en la rueda de prensa sino detrás suyo dentro de las oficinas.

Xavi cometió, por supuesto, más errores: descodificó muy mal su meritorio título de Liga y olvidó la defensa que lo había hecho campeón, tragó con los Joaos que le impuso el presidente y él no quería (el tiempo le ha dado la razón), se rodeó de un equipo de colaboradores demasiado inexperto y complaciente y le compró a Laporta el relato imposible y suicida (hoy ya rectificado por completo) de que había que ganarlo todo.

Sin embargo, desde hace semanas, diversos estamentos del club se han lanzado a la yugular de Xavi, no sabemos si para justificar sus fracasos anteriores o simplemente para dar más brillo al presente. Primero disparó Lewandowsky en unas palabras que parecían una ‘vendetta’, y hace pocos días Pedri, en un ejercicio muy poco elegante e inédito en su carrera, llegó a decir que “trabajamos mucho más que antes y ya no bajamos a partir del minuto 70-80”. Habría que preguntarse por qué las vacas sagradas del vestuario han decidido romper un código sagrado no escrito que dice que nunca se dispara al que se ha ido, y más si es una figura como Xavi.

Hace pocos días, en su comparecencia ante la prensa, Laporta también le disparó otro dardo, hablando de Flick: “No busca excusas”, en referencia a las justificaciones del egarense cuando no ganaba un partido. Y es que si un jugador tan poco polémico como Pedri dispara cruelmente contra Xavi como no lo ha hecho contra nadie es porque sabe perfectamente que sus declaraciones caerán bien en el vestuario y también en el palco.

Ahora mismo, atacar a Xavi es gratis, y está incluso bien visto. Xavi es el villano oficial para descargarse de cualquier responsabilidad en la debacle deportiva del año pasado, y ya no interesa explicar que, a pesar de los errores que cometió, Lamine, Fermín, Cubarsí y compañía son también su herencia. Dentro de poco, hasta parecerá que a Xavi no le fichó Laporta o que fue también herencia de Bartomeu. En un club normal, para celebrar el presente no debería hacer falta poner el ventilador contra el pasado. Pero esto, queridos lectores, es el Barça.

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