Opinión

Volver como un héroe a tu hogar

Xavi y Leo Messi siempre han tenido una excelente sintonía futbolística sobre el terreno de juego

Xavi y Leo Messi tenían una excelente sintonía futbolística sobre el terreno de juego / MARC CREUS

El Barça y Leo Messi libran un partido apasionante. Tal vez, el más importante de los últimos años. Para el club azulgrana significa recuperar al mejor icono de su historia, implicarle en un “last dance” balsámico en plena reconstrucción deportiva, económica y social; vital para soportar la desventura en Montjuic y elemental para elevar el talento ofensivo de la plantilla.

Al crack argentino, más allá de sus deseos familiares, se le abre una ocasión única de volver como lo que es: un héroe del barcelonismo. Si Messi cierra el pase, tras mandar a esparragar la propuesta más irresistible de todos los tiempos - más de mil millones en dos años -, no habrá en el mundo suficientes estatuas para saciar el pedido de la gent blaugrana. Está en juego poder casi olvidar, en un suspiro, la tarde del burofax, la depresión del 5 de agosto en el que se cayó la firma y esa estampa venenosa con la elástica del PSG, cuyo daño, para las dos partes, fue siempre mucho más incalculable de lo que llegamos a imaginar.

El giro de ayer en casa del presidente ha metido, de repente, un sorbo de esperanza en el corazón de miles de barcelonistas. Queda mucho. Es un partido abierto, de ida y vuelta, una montaña rusa en la que la moneda puede caer de cualquier lado. Ayer se pudo confirmar que ni el Barça tira la toalla ni Leo va a ceder, parece, a las primeras de cambio. El mandato de Leo a su padre, trasladado en casi todas las conversaciones que mantuvo con Xavi, es sólido y firme, aunque no incondicional. Messi no va aguantar todo el verano como en 2021, pero esperará algo más.

Si el Barça gana el reto del fair play - no hay garantías aún - la calabaza se tornará en carroza y, quizá, se pueda construir el epílogo del mayor cuento de hadas que tuvo el club en su historia. Casi debe celebrarse, porque hace 48 horas el partido parecía irremontable. Y sigue siendo difícil. Pero el muerto anda vivo. Todavía.