Opinión

¿Por y para qué ficha el Barça?

Vitor Roque con el Barça

Vitor Roque con el Barça / SPORT

Entre traspasos, agentes libres y cesiones, en su segundo mandato Joan Laporta ha realizado ya 26 fichajes para intentar reforzar la plantilla del FC Barcelona. Aunque el club ha convivido con una situación económica muy complicada desde que regresó a la zona noble del Camp Nou en 2021, el presidente ha trabajado intensamente para tratar de reflotar al conjunto azulgrana. Los diferentes directores deportivos que han trabajado a sus órdenes han tirado de imaginación (y de las palancas) con el objetivo de dar un salto de calidad al equipo que ahora dirige Hansi Flick.

En los últimos días, con las operaciones oficiosas del regreso de Gündogan al Manchester City y la salida de Vitor Roque mediante una cesión al Betis, se ha reducido la poca cantidad de fichajes de la segunda etapa de Laporta que juegan actualmente en el Barça. Solo 10 de los 26 futbolistas incorporados en los últimos tres años siguen en la plantilla. Ni un 40 por ciento... y aún queda más de una semana de mercado y empiezan a ‘aparecer’ rumores sobre el futuro de efectivos como Christensen, Pablo Torre o Eric Garcia. Con algunos movimientos se han generado beneficios, sí, pero el dato es significativo.

Siempre he defendido que el Barça solo debe acudir al mercado para fichar a jugadores diferenciales y específicos, a perfiles que no se encuentren en las hornadas más inmediatas de su fútbol formativo y que sirvan para apuntalar una base con amplia representación de la Masia. En los últimos tiempos tenemos numerosos ejemplos de que las jóvenes perlas culés están perfectamente capacitadas para ejercer el rol que en el pasado más reciente han tenido jugadores como Kessié, Oriol Romeu o Marcos Alonso, con fichas considerablemente más elevadas, o el que poseen otros que aún visten la elástica azulgrana. No procede poner ejemplos de este segundo grupo de futbolistas.

Es evidente que, para competir por absolutamente todo, el Barça también tiene que realizar inversiones importantes para firmar a los mejores jugadores del mundo; y que estas apuestas deben ser transversales y estar apoyadas por una confianza ciega por parte todos los estamentos de la entidad, desde la junta directiva hasta la dirección deportiva y el cuerpo técnico. No se puede repetir un caso tan incomprensible como el de Vitor Roque.

Es posible que esta política de fichajes no dé resultados en el corto plazo y obligue a cambiar el famoso relato, pero es muy importante recordar que es el discurso el que tiene que amoldarse a la realidad y no al revés. Aceptar que pese a su buena plantilla el Barça no está entre los mejores equipos de Europa es el primer paso para volver a estarlo.