Opinión | Tuercebotas

¿Podrá el Barça retener a los cracks de la Masia?

La marcha de Guiu es la constatación de que los canteranos están en el punto de mira del mercado

Marc Guiu ante el Nàstic en el Johan

Marc Guiu ante el Nàstic en el Johan / VALENTÍ ENRICH

En los barrios más tóxicos de la Barçaesfera, se procede a la destrucción de Marc Guiu. Los habituales ‘hardliners’ hablan de traición, un clásico. Los más moderados, por decir algo, cuestionan su calidad futbolística. Es lo que podríamos llamar la ‘escala de Figo’: cuanto más altos son los decibelios del reproche, mayor es el impacto sentimental que deja el jugador. A juzgar por el ruido, parece que el adiós de Guiu ha dolido. 

Conviene siempre consultar a los que más saben. En el caso de la cantera del Barça, la referencia es Jaume Marcet. En un impecable artículo en ‘Sport’, Marcet explica que “Guiu pintaba a ser un buen complemento pero en ningún caso una pieza troncal del Barça del futuro”. Como sucedió en su momento con Ilaix Moriba, el delantero no puede argumentar que el club no contaba con él: en un año ha pasado del Juvenil B a jugar con el primer equipo. Respecto a la cláusula de seis millones, Marcet explica que para colocar a los jóvenes de la cantera cláusulas más altas, sería necesario subirles el sueldo cuando aún no han demostrado más que potencial. 

Sueldos altos a juveniles

No parece, pues, que en este caso haya habido mala gestión económica ni deportiva: el Barça no puede pagar barbaridades a juveniles a no ser que sean Lamine Yamal y al delantero se le han ofrecido oportunidades y un proyecto. Guiu ha preferido irse al Chelsea, el equipo al que le sobran jugadores, antes que competir contra Lewandowski, Ferran o Vitor Roque. Se pierde una promesa, no una realidad, y está por ver en qué tipo de jugador romperá. Muchos antes que él se fueron y otros muchos se irán. Algunos triunfaron (Olmo, Icardi), la gran mayoría no (Víctor Barberà, Gerard Deulofeu, el mismo Ilaix). ¿Por qué duele tanto su marcha, entonces? 

Porque la cantera se ha convertido en el último reducto de esperanza e ilusión de este Barça azotado por las crisis económica, institucional y deportiva. Lamine, Cubarsí, Fermín, Balde, Héctor Fort o Gavi son de los pocos motivos de alegría y orgullo para los aficionados en los últimos años. Muchos soñaban con que Guiu siguiera sus pasos, rememorando esos días históricos del Barça de Guardiola que ganaba y daba espectáculo con un once formado por completo en la Masia. Pero visto con frialdad, números en mano, la gran mayoría de los jugadores formados en la academia blaugrana no llegan al primer equipo. La competencia es feroz, la exigencia máxima, los sueños se rompen, la vida sigue para todos. Lamine, Cubarsí y compañía son excepcionales en todo el sentido de la palabra. Lo habitual, como cuenta Marcet en su artículo, es que el Barça se desprenda de jugadores en edad de formación y que estos deban buscarse la vida. O que, a veces, algunos no tengan paciencia o decidan que su carrera transcurrirá por otros derroteros. En otras canteras, como la del Real Madrid, este proceso se vive con más naturalidad. 

Un problema más grave

Otro asunto es lo que Guiu pueda tener de síntoma de un problema más grave. Sin ser un canterano, Ronald Araujo es considerado por algunos un negocio redondo. Altamente cotizado, una venta millonaria sería oro para la cuenta de resultados del club. En los últimos años, el Barça ha pasado de ser un actor dominante en el mercado a no poder luchar por los grandes nombres (Mbappé, Haaland) y después a no poder fichar, como se vio el curso pasado en que el equipo solo se reforzó con Oriol Romeu, jugadores libres y cedidos. Si la gestión del club no mejora, el siguiente paso en este declive será que el club no podrá permitirse mantener a los cracks que ha formado desde niños. No es ciencia ficción: “El Barça está por encima de entrenadores, presidentes y jugadores, e incluso del mejor del mundo”, dijo Joan Laporta para justificar la despedida de Messi. El Barça, simplemente, no pudo permitirse a Leo. 

¿Podrá el Barça no ya fichar a Nico, sino permitirse durante mucho tiempo a Lamine Yamal, a Cubarsí o a Gavi? ¿Hasta cuándo los canteranos que triunfan en el primer equipo soportarán el vodevil de las inscripciones in extremis, los fichajes ‘low cost’ y las ofertas de renovación por debajo de lo que les ofrecen en otros clubes? Si la gestión del club no da un giro radical, que el ‘mercato’ azulgrana vaya de retener talento y no de comprarlo no es un escenario descabellado. Veremos qué sucede estos dos próximos meses.