Opinión | Tuercebotas

De Maceda a Mbappé: la Eurocopa y nuestra memoria

Cada cuatro años, el gran torneo europeo traza hitos en nuestras vidas, desde la infancia hasta la paternidad, marcando generaciones y creando recuerdos imborrables

El gol de Platiní a Arconada en la Eurocopa de 1984

El gol de Platiní a Arconada en la Eurocopa de 1984 / sport

Mi primer recuerdo de una Eurocopa es el gol de Maceda en el torneo de 1984. En el último partido de la fase de grupos, la España de Miguel Muñoz, con Arconada, Santillana y Carrasco, se enfrentaba a la todopoderosa Alemania de Rummenigge, Matthäus y un ogro en la portería, Schumacher, campeona en 1980 y finalista del Mundial de 1982. Solo la victoria le servía a la selección para pasar a semifinales de la competición, pero en el minuto 90 un centro al área fue cabeceado a la red por Antonio Maceda, central del Real Madrid. 

El gol de Maceda es uno de los hitos de la historia del fútbol español, ya que permitió a la selección regresar a las últimas rondas de la competición por primera vez desde la Eurocopa que ganó en España a la Unión Soviética en 1964. Fue celebrado en España con euforia, ya que la selección acumulaba años de decepciones y equipos como Alemania se antojaban inalcanzables para el fútbol español. En semifinales, la Roja (cuya seña de identidad entonces era la furia, muy lejos aún de la excelencia del tiki-taka) eliminó a Dinamarca, pero en la final cayó derrotada (2-0) en el Parque de los Príncipes ante la Francia de Platini, Tigana, Giresse y Luis Fernández. Esa final es recordada por el error de Arconada, que se tragó un libre directo de Platini. Los niños en el cole imitábamos el error del portero; era más fácil que emular el lanzamiento de falta del francés. 

Otra vez Alemania

Fue el primer título de Francia, y hasta 2008 no llegaría una victoria de España, de nuevo ante Alemania en la final. Sería el primer trofeo de la era dorada del fútbol español, en la que la selección ganó de forma consecutiva la Eurocopa (2008), el Mundial (2010) y la Eurocopa de nuevo (2012) gracias a una generación inigualable de jugadores y un estilo de juego gestado en el laboratorio de La Masia (por mucho que en Madrid aún hoy haya quien le regatee el mérito al Barça). Entre 1984 y 2008, entre el error de Arconada y el gol de Fernando Torres en Viena, cabe casi media vida, la que va de la infancia a la paternidad. Caben también el recital de Países Bajos en 1988, su icónica camiseta, el golazo de Van Basten y el porte y la melena de Gullit; la sorprendente victoria en 1992 de un equipo de vacaciones, Dinamarca, o en 2004 de una selección menor, Grecia, con un héroe inesperado, Charisteas; el torneo de Zidane en 2000, después del Mundial de 1998; la tanda de penaltis entre España e Italia en 2008, el mal fario de Inglaterra o las exhibiciones de Figo, Pirlo, Henry, Gascoigne o Bergkamp. Lo dicho, toda una vida. 

Cada cuatro años, en verano, la Eurocopa traza hitos en la memoria. No se trata solo de recordar los goles, las jugadas y las emociones, sino de quién eras entonces, con quién viste los partidos, dónde estabas, quién te acompañaba en la vida. Los ciclos vitales se pueden contar en Eurocopas. 

La Eurocopa se intercala cada dos años con el Mundial, pero son torneos diferentes. A distancia, sin hablarse, Mbappé y Messi han polemizado estos días al respecto. La figura de Francia declaró que, a su juicio, la Eurocopa es una competición más complicada que el Mundial. Preguntado al respecto, Messi declaró: “Cada uno da la importancia a la competición que juega. Obviamente la Eurocopa es una competición importante en donde están los mejores. Pero está dejando afuera a Argentina, tres veces campeón del mundo, a Brasil, cinco veces campeón del mundo, y a Uruguay, dos veces campeón del mundo”. Hay pasado en este cruce de declaraciones: Mbappé perdió la final del último Mundial ante la Argentina de Messi después de que el galo afirmara que “en Sudamérica el fútbol no está tan avanzado como en Europa”. 

Solera y leyenda

Esta polémica daría para una tesis doctoral, pero sí es cierto que Eurocopa y Mundial se saborean de forma diferente. El Mundial tiene más solera, presión y leyenda; es la competición reina, sin duda. La Eurocopa, pese a la ausencia de Argentina, Brasil, Uruguay, México y las selecciones africanas, es otra cosa: tal vez más competida, con un nivel más parejo, sin tantos desequilibrios como en el Mundial, con más cuentas pendientes entre selecciones, con más jugadores conocidos para el público. 

Yo no elijo entre mamá y papá, sigo Mundial y Eurocopa, pero la competición europea es mi debilidad. ¿Qué recuerdos creará Alemania 2024?