Opinión

Los ornitorrincos no aúllan en Mugello

El piloto italiano Francesco 'Pecco' Bagnaia, durante una rueda de prensa

El piloto italiano Francesco 'Pecco' Bagnaia, durante una rueda de prensa / EFE

Eddie Lawson era un piloto tan extraordinario como borde. Ganó cuatro títulos mundiales de 500 en los ochenta, tres con Yamaha y uno con Honda, siendo el primer piloto de la historia capaz de encadenar dos títulos mundiales con dos marcas distintas.

Entrevistarle era un coñazo por su carácter innecesariamente agrio. En una ocasión declaró: "Si hay que ser un payaso o un bocazas para tener carisma yo prefiero no tenerlo. Me pagan por ganar campeonatos".

Con su victoria en Montmeló el pasado domingo, Pecco Bagnaia igualó las 31 que en su momento obtuvo el desaborido piloto californiano, como me recuerda mi amigo Carles Pérez. Y ahora estaría a tan solo un título de igualar los cuatro del americano; eso sí: serían “sólo” tres en MotoGP y uno en Moto2. Sin necesidad de ser ni payaso ni bocazas, por cierto.

Del italiano hay quien dice “que no tiene carisma”. Y si bien es cierto que jamás le vimos disfrazado de lagarterana para celebrar una victoria, ni haciendo el pino-puente para festejar una pole, o bailar “el saltiró de la cardina” por mucho que le entusiasmara un podio, su actitud siempre fue impecable tanto en la victoria como en la derrota…

He conocido pocos pilotos tan afables y educados como el turinés, o como Sito Pons o Carlos Checa o por poner ejemplos más cercanos. De Sito solía escribirse que era “el yerno que quieren todas las suegras”, y de la sonrisa profidén eterna de Marc Márquez, ¿qué me dicen? Nueve de cada diez dentistas estarían de acuerdo en aseverar que esa es la imagen con la que sueñan todos los patrocinadores. Por no hablar del “carisma” de Valentino Rossi, cuya simpatía ante los focos se desvanece con la misma velocidad que aparece según si el piloto rojo de la cámara está encendido o apagado.

Pero estos chicos no están aquí para caer bien. Sobretodo no están para caer, en general, sino para ganar. Y Pecco, hoy, no sólo es el favorito en un Mundial que lidera Jorge Martín, sino el vigente campeón en título, por lo que hay que tributarle el respeto que se merece.

Cupra Formentor

Cupra Formentor / Cupra

Me cuenta Artur Vilalta -jefe de prensa de Ducati- que desde que el turinés ganó su primera carrera en MotoGP han transcurrido 52 GP, de los que Pecco se ha adjudicado 21. Un 40%. Y un porcentaje parecido lo encon tramos en un análisis más profundo de las vueltas lideradas en carrera, las poles marcadas, o los records batidos. O sea: dejémonos de carismas -algo difícil de medir con objetividad- y fijémonos más en los números, que -como el algodón- no engañan.

Este piloto que parece escapado de un cuadro de Velázquez, disfruta con la discreción de la compañía de “los suyos”, y suele dejar para otros comediantes el aullido del ornitorrinco, el único mamífero que pone huevos … pero produce veneno y detecta la electricidad.

Sabe que su principal rival es otro tipo discreto, con el que no sólo le une la misma marca de moto, sino una inmerecida fama de caer más mal que bien a mucha gente… que no les conocen. Pecco ha ganado los dos últimos años en Mugello, y el madrileño solo lo hizo una vez… y en Moto3. Sólo la victoria aquí le servirá para curar el estoque que Pecco les clavó a él y a Márquez en Catalunya.