Opinión

Si Joan Laporta no fuese Joan Laporta

Da la impresión que de dentro del club no existe planificación alguna y se actúa de forma inmadura

Laporta: "Hemos salvado al Barça de la ruina"

Laporta: "Hemos salvado al Barça de la ruina"

No es la primera vez que advierto en forma de preámbulo que criticar algo relacionado con el Barça no te hace ser menos culé; si algo me maravilla de escribir sobre fútbol, es certificar como la polarización es mayor en este ámbito que en el político. Que es mucho decir. El “conmigo o contra mí” es la única fórmula válida para la mayoría de aficionados, obviando una realidad mucho más compleja llena de matices. 

Como todo en la vida. Como a mí lo único que me importa es disfrutar viendo a mi equipo ganar, sin deberle yo nada a nadie, ni estando presionado o influenciado por nada externo más allá que por mi gusto y opinión, puedo decir que, si Joan Laporta no fuese Joan Laporta, haría tiempo que se hubiese pedido la dimisión del presidente. Uno tiene la impresión de que dentro del club no existe planificación alguna y que arrastramos un ‘modus operandi’ infantil desde hace años. Esta forma de proceder inmadura se basa en vender ilusión para entretener al gallinero durante un tiempo y, en el momento de la verdad, cuando ya no hay tiempo de maniobra, mostrar en la mesa las verdaderas cartas. Y no solo tenemos una mala mano, sino que los que están jugando no saben jugar

Joan Laporta ha demostrado en su segundo mandato, cuando el viento no ha soplado a favor, que tiene la misma capacidad planificadora que Ignatius J. Reilly. Como el protagonista del mítico libro ‘La conjura de los necios’, parece que el presidente tira millas sin saber muy bien qué dirección tomar y esperando que la suerte lo ponga en el camino correcto. A 15 días del cierre del mercado y a unas horas de empezar la temporada, no solo hemos sido incapaces de proceder de forma distinta de los últimos años en el mercado, sino que falta por inscribir varios jugadores. 

El ‘mea culpa’ también debe ser entonado por aficionados y columnistas -o ambas cosas, como es mi caso-, que año tras año seguimos cayendo en la misma trampa de siempre. Desde dentro del club dicen una cosa y la realidad es otra muy distinta. Y siendo honestos, esa realidad es bastante desagradable. Que la gestión sea un pitorreo no significa que en lo futbolístico esté todo el pescado vendido, al contrario, sigo pensando que la plantilla tiene capacidad y talento suficiente para competir por todo; si el equipo técnico, como dicen, está haciendo un acertado trabajo táctico y físico, no me cabe duda de que los resultados se verán más pronto que tarde. De hecho, este Barça tocado -pero no hundido- tiene solo dos maneras de sanar una herida de tales tamaños: ganando títulos y empezando a ser más exigentes con los que gestionan el club. 

Ni podemos ni debemos perdonar o ser benévolos por éxitos del pasado, hace falta reclamar seriedad y planificación antes de que sea tarde. El culé siempre ha sido así, por esto sigo pensando que si Joan Laporta no fuese Joan Laporta, hace tiempo que estaría viendo los partidos desde su sofá y no desde el palco.