Opinión

Espai Barça, hermetismo y tiniebla

El Barça presenta las novedades del nuevo Espai Barça

El Barça presenta las novedades del nuevo Espai Barça / FCB

En Can Barça ocurre lo que suele ocurrir en la mayoría de grandes instituciones, que todo aquel que pone en duda ciertas cosas es tachado automáticamente de enemigo. Es un método tan antiguo como eficaz para espantar oponentes, pero nada más lejos de la realidad, el ejercicio sano de hacerse preguntas para tratar de revelar cosas que no se entienden o que huelen a chamusquina, es el verdadero acto de amor hacia el club. Querer que las cosas sean claras y tratar de destapar la verdad, no es solo algo positivo, es, o debería ser, una obligación del socio y aficionado del Barça.

Ayer me crucé con el video del coloquio 'Diàlegs constructius; Espai Barça' organizado por 'Arquitectes per l’arquitectura', y tras ver ciertas actitudes y conclusiones, a uno no le queda otra que atragantarse con el desayuno. Empezando por la comunicación de las personas del club, que, por su falta de nivel, añaden más leña a un fuego que va creciendo poco a poco.

En todas las respuestas, el titubeo de Elena Fort, hace pensar que esconde algo, o aún peor, que no lo tiene muy claro. Durante la reunión hay momentos estelares por su ridiculez, llegando al 'ad culmen temporis' cuando entre los asistentes del coloquio se preguntan quién diantres es el arquitecto del proyecto, si alguien le pone cara y en que instante el que lo era en su momento ha dejado de serlo. Sería gracioso hasta tal punto de morir ahogado de carcajadas si no fuese porque para llevar a cabo el Espai, se han pedido prestados casi 1.500 millones de euros.

Vaticinando la respuesta de ciertas personas al leer esta columna, vuelvo a remarcar que, si realmente se quiere al club, lo "mínimo sindacable" -como se diría en Italia- es poder criticar la mala praxis interna de este. El temor al ver como todo lo que se hace se hace mal, o siendo positivos, regular, es a causa del mayor de los miedos; creer que, si seguimos en esta senda tenebrosa, nos cargaremos todo el trabajo hecho y todo el reconocimiento mundial que nos ha llevado a ser «más que un club».

Lo mínimo cuestionable para los socios y aficionados, es pedir transparencia y seriedad en asuntos que marcaran el futuro del Barça, porque más allá del culto a cualquier líder o pseudo-lider que impide el debate objetivo, ningún culé quiere ver como se desmorona el castillo. La claridad, la transparencia y sobre todo la exigencia de tener a gestores de nivel, nos evitarán que en un futuro no muy lejano dejemos de ser más que un club para convertirnos en el club juguete de algún banco de inversión como Goldman Sachs.