Opinión

El Barça y una capitanía que duele

Marc-Andre Ter Stegen, luciendo la bandera catalana en el brazalete

Marc-Andre Ter Stegen, luciendo la bandera catalana en el brazalete / EFE

El viernes pasado estaba siguiendo el discurso de Alexia Putellas en el Gamper sobre el césped del Johan Cruyff y me invadió un sentimiento de orgullo. Orgullo por sentir que el Barça tiene la suerte de contar con una figura como la 'Reina', una crack de la casa, para representar a la entidad en todo el mundo, con un discurso empoderado, inconformista y ganador, como aquellos del gran capitán Carles Puyol o Leo Messi en su época con el brazalete cuando conseguía levantar a todo un Camp Nou del asiento con solo un suspiro.

Al mismo tiempo, se cruzó en mi mente la imagen que la cuenta oficial del Barça había compartido horas antes en sus cuentas oficiales del primer equipo masculino. Una creatividad en la que aparecían Ter Stegen, Araujo y De Jong como los tres capitanes de esta temporada, con Raphinha y Pedri completando el quinteto. Y me dolió.

Por primera vez en mi vida, y seguro que muchos culés comparten la misma realidad, el brazalete con la 'senyera' no lo lucirá un jugador de La Masia. Y lo siento por Ronald, pero no compro el sello del club de darle al uruguayo categoría de canterano cuando llegó con 19 años al filial.

Para muchos será un argumento elitista, pero el hecho de presumir de que el mejor club del mundo contaba entre sus máximos representantes futbolísticos con jugadores criados desde la cantera era un símbolo que hacía mucho más fácil identificarse con lo que significaba el club.

No dudo que, a su manera, los cinco elegidos sientan el barcelonismo como el que más, pero me duele cuando pienso que Ter Stegen, por ejemplo, olvidó como primer capitán parte de la idiosincrasia del club cuando omitió el 'Visca Catalunya' en su discurso, algo impensable en los últimos 30 años.

Tampoco entiendo que Araujo, segundo capitán y que siempre había presumido de su pasión azulgrana evitando pisar el escudo o besándolo de forma apasionada en sus goles, olvidara en su comunicado después de lesionarse con Uruguay a su equipo, que no podrá contar con él durante más de cuatro meses y solo se acordara de su país, que, por cierto, no le paga ni un euro del contrato que tampoco ha querido renovar.

Y qué decir del tercer capitán, Frenkie. Llegó en 2019, pero cinco años después, seguimos sin saber a qué juega el neerlandés, curiosamente, el mejor pagado de la plantilla hasta el 2026, año en el que se acaba la renovación que pactó con Bartomeu horas antes de la dimisión del presidente. Desde entonces, De Jong podrá quejarse de campañas en su contra y presiones de la actual directiva para echarle, pero todavía espero un gesto de barcelonismo en uno de los momentos económicos más duros de la historia del club.

Espero equivocarme, pero me duele. Me duele la capitanía de este año y me ahoga la nostalgia.

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