El clásico, en peligro por aviso de fuertes tormentas

Hay que estar muy atentos al radar en la zona de Nueva Jersey pues podría haber tormenta tropical y peligro de inundaciones a la hora del partido entre Barça y Real Madrid

El Barça ya descansa en New Jersey en la previa de 'El Clásico'

Toni Juanmartí

German Bona

German Bona

El segundo partido de pretemporada del FC Barcelona vuelve a estar en peligro. Si en el primero, frente al Manchester City disputado en Orlando, la tormenta eléctrica obligó a aplazar el encuentro más de una hora, en esta ocasión la incertidumbre es máxima.

Y es que en Nueva York y en su radio cercano hay avisos de fuertes tormentas hacia la hora del clásico entre el FC Barcelona y el Real Madrid, que recordemos se jugará a la 1.00 de la madrugada de este domingo en horario español.

De momento, a menos de 6 horas para el arranque del choque, el cielo está despejado en Nueva Jersey, sede del MetLife Stadium, que se llenará hasta la bandera para acoger el primer Barça-Real Madrid de la temporada.

Las páginas que informan de la climatología en New Jersey alertan de esta circunstancia:

"Otro día caluroso, húmedo y potencialmente tormentoso. Tendría que pasar (la tormenta) por Nueva Jersey desde la tarde hacia la noche. Las inundaciones repentinas son la amenaza principal por fuertes tormentas tropicales. Vientos fuertes aislados. ¡Precaución!", se señala.

Protocolo muy estricto

Así que se espera, a tenor de los mapas, que la situación actual pueda variar y habrá que estar muy atento a los radares. La tormenta puede pasar de lejos o coincidir en el foco del escenario del choque, lo que obligaría a pasar por un nuevo protocolo e incluso podría amenazar la suspensión, sobre todo si es eléctrica, pues en este sentido las autoridades de los Estados Unidos son muy estrictas.

El motivo que obligó a retrasar el Barça-Manchester City

Toni Juanmartí

En Orlando, tal y como explicó nuestro enviado especial a la gira Toni Juanmartí, y donde están más acostumbrados a este tipo de tormentas tropicales que en Nueva York, se debía esperar media hora después del último rayo caído y cruzando los dedos para que, durante ese tiempo, no hubiera ninguno más. Solo así podía dar inicio el encuentro.