Ndikumwenayo, el bronce y las llaves de Pepe Ortuño

El septuagenario Pepe Ortuño, forjador del Playas de Castellón, es clave en la progresión de Ndikumwenayo

El atleta nacido en Burundi y español desde 2022 logró el bronce en 10.000 metros del Europeo de Roma

Thierry Ndikumwenayo, junto a su entrenador Pepe Ortuño

Thierry Ndikumwenayo, junto a su entrenador Pepe Ortuño / RFEA

David Rubio

David Rubio

Ocho años después de su llegada a tierras españolas, el pasado miércoles Thierry Ndikumwenayo vivió su primera gran noche al conquistar una trabajadísima medalla de bronce en los 10.000 metros del Europeo de Atletismo que elevó a ocho el botín español, dos menos que en la anterior cita de Múnich 2022.

El éxito del atleta nacido en Burundi hace 27 años es fruto sobre todo de su capacidad de trabajo, de su carácter competitivo y de una normalidad que conquista a todo el que se acerca a él o a su entorno. y en ese entorno aparece una persona fundamental, su entrenador Pepe Ortuño.

El hombre que sigue convirtiendo en oro todo lo que toca el Playas de Castellón, un club que suma en torno a 300 títulos nacionales y una pléyade de campeonatos continentales desde que nació hace 43 años. Superados ya los 70 años de edad, Ortuño ha sido clave como entrenador y como director técnico. Ahora ya piensa cada vez más en ir jubilándose, pero su éxito con el hispanoburundés podría hacerle replantearse su futuro.

A la estela de Ndikumwenayo, otro burundés como Rodrigue Kwizera espera la nacionalidad mientras no se cansa de ganar pruebas de cross y termina séptimo en 10.000 metros en el Mundial de Budapest, a ocho segundos del bronce del etíope Barega.

Ndikumwenayo, con su bronce europeo en El Prat

Ndikumwenayo, con su bronce europeo en El Prat / EFE

"Son dos chicos excepcionales. Ni una queja en ningún sentido. Trabajadores, muy humildes y, sobre todo, muy agradecidos", explicaba Ortuño a SPORT el pasado verano en la capital húngara en la que Ndikumwenayo debutó como español quedando fuera de la final de 5.000 metros por 40 centésimas.

La anécdota es que un verano, Ortuño tuvo que ausentarse un tiempo de su casa y no dudó a la hora de dejar allí a los dos atletas. "Tranquilidad absoluta. Me fío de ellos totalmente. Ya te digo que son dos personas extraordinarias. Les dejé las llaves de mi casa y allí se quedaron, fíjate cómo serán de ejemplares", insistía.

Licenciado en Magisterio, atrás quedan los 37 años que estuvo trabajando como profesor de Educación Física primero en el colegio Ramiro Izquierdo (al otro lado de la ciudad de las pistas Gaetà Huguet), y los últimos en el colegio Diputación tal y como relata el periodista valenciano Fernando Miñana en uno de sus mágicos artículos en 'Plazadeportiva'.

El atleta del Playas de Castellón se vació por el bronce

El atleta del Playas de Castellón se vació por el bronce / AP

Ndikumwenayo mostró lo que es tras ganar la medalla. En un castellano cada vez más perfecto que lo aleja de otros que siguieron su camino como el 'tramposo' Alemayehu Bezabeh (apenas balbuceaba el idioma y convivía con los etíopes en los Campeonatos), se mostró agradecido, humilde y... ambicioso.

"Ahora, a seguir trabajando para repetir esto en los Juegos de París", dijo con una sonrisa pícara este atleta que roza los 170 centímetros de altura y apenas supera el medio centenar de kilos de peso.