Ronaldinho resucitó al Barça

La historia del club blaugrana no se explica sin el brasileño, y viceversa; en lo anímico y en lo deportivo devolvió al club al Olimpo

Aterrizó en 2003 como el fichaje estrella, contagió a todos con su hipnótica sonrisa y salió por la puerta de atrás en 2008

Ronaldinho durante su presentación como nuevo futbolista del Barça en 2003

Ronaldinho durante su presentación como nuevo futbolista del Barça en 2003 / EFE

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Cuatro temporadas sin alzar un título y llegó él desde París para revivir a un muerto llamado FC Barcelona y enamorarnos a todos. Desde que puso un pie en la capital catalana, contagió con su hipnótica sonrisa a todos los culés, que atravesaban una de las épocas con más sombras que luces. Ronaldinho asumió el mayor reto de su trayectoria futbolística: se cargó el equipo a la espalda y devolvió al Barça al Olimpo del fútbol mundial.

La historia del club blaugrana no se puede explicar sin el brasileño, y viceversa. Ya no solo por el componente anímico y emocional que transmitió al equipo, a la afición y a toda una ciudad; también por su enorme superioridad sobre el terreno de juego.

Mostró a todo el mundo un catálogo de virguerías y ‘frivolités’ que parecían imposibles para el resto de mortales sin romperse los cruzados por siete lados distintos. Hacía extremadamente fácil, lo que para muchos era prácticamente inimaginable. Su calidad elevó el fútbol del Barça a otro nivel. Simplemente, inolvidable.

Salió ovacionado del Santiago Bernabéu, ganó un Balón de Oro y apadrinó a un imberbe Leo Messi cuando daba sus primeros pasos bajo las órdenes de Frank Rijkaard… Casi nada. Sin embargo, lo que se antojaba como un largo reinado en el Camp Nou embelesando a los amantes del arte futbolístico, acabó con una abdicación demasiado prematura. La noche le confundió. O quizá le aclaró el camino. Pero su prioridad dejó de ser la competición y salió por la puerta de atrás con la revolución que provocó la llegada de Pep Guardiola al banquillo blaugrana en 2008.