Violencia machista

El asesino de Buñol marcó el cuerpo de su víctima con frases vejatorias

Juliana Denise tampoco fue derivada al médico forense pese a que relató que tenía calvas por los continuos estirones de pelo de su agresor, que tardó ocho horas en avisar y estuvo seis horas en paradero desconocido

Efectivos de la Guardia Civil en la vivienda en la que se produjo el crimen.

Efectivos de la Guardia Civil en la vivienda en la que se produjo el crimen. / EP

No solo acabó con su vida con cerca de una veintena de puñaladas y la golpeó en repetidas ocasiones, sino que además buscó la humillación escribiendo sobre su cuerpo mensajes vejatorios, con insultos y nombres de distintas personas, con un rotulador. Es otro de los datos que lentamente van trascendiendo sobre el asesinato machista de Juliana Denise Vinuesa, la chica de 31 años brutalmente asesinada por su maltratador, Raúl Ariel D., de 51 años, en la casa de este, en un chalé de la urbanización Ventamina de Buñol, en la noche del viernes 12 de julio.

El presunto autor de este crimen machista, el cuarto de los cinco perpetrados este año en la Comunidad Valenciana, escribió con un rotulador fluorescente insultos y nombres de distintos varones sobre la piel de su víctima en un último intento por vejar a Juliana, que nunca fue protegida a pesar de mantener la acusación de malos tratos y amenazas cuando fue requerida por el primer juzgado, el 6 de Instrucción de Alzira, después de que su psicóloga y su madre acudieran a la comisaría de la capital de la Ribera, donde Juliana vivía en ese momento, para denunciar las agresiones constantes que la joven sufría a manos de su pareja.

No vieron necesaria protección

Tal como adelantó Levante-EMV, del mismo grupo editorial, en exclusiva, el juzgado y la Fiscalía consideraron que no era necesario protegerla a pesar de que había riesgo alto de que volviera a ser agredida y de que se tratase de un caso de especial relevancia, lo que aumentaba ocho veces las posibilidades de que fuera asesinada, según determinó el cuestionario policial del VioGén.

Ese resultado, automático, venía dado por cinco marcadores, básicamente: que el denunciado le había llegado a colocar un cuchillo en el cuello (amenaza grave de muerte), que tenía antecedentes por maltrato a otra víctima (agresor persistente), que la agredía con frecuencia (incluso relató que los constantes tirones de pelo le habían provocado calvas en el pelo, pero nadie consideró pertinente enviarla al médico forense), que era consumidor habitual de cocaína (droga que aumenta la agresividad) y que el control y los celos eran constantes.

Juez y fiscal concluyeron que no había lugar a la orden de protección con tres argumentos: no había parte de lesiones procurado por la víctima, en ese momento el denunciado aún no había sido detenido y la chica manifestó su intención de seguir viviendo con su madre, es decir, que no iba a convivir con el maltratador.

Pero tampoco fue protegida después, cuando sí se fue a vivir con él, porque la víctima dijo en el nuevo juzgado, esta vez el de violencia sobre la mujer, esto es, el 3 de Instrucción de Requena, que todo iba bien en casa y que no quería protección. Pero nadie lo comprobó. La Guardia Civil solo hacía comprobaciones telefónicas cada 15 días, que mantuvo pese a que no había orden de protección, ya que así lo marca el protocolo aprobado por el Ministerio del Interior para aumentar la eficacia en los casos de agresores persistentes.

Cosida a puñaladas tres meses después

Eso era abril. Tres meses después, Ariel Raúl D. cosía a puñaladas a las once de la noche del viernes 12 de julio a la joven. La hora se conoce porque el vecino del chalé de al lado escuchó los gritos y los golpes, que cesaron repentinamente.

Dos horas después, a la una de la madrugada del sábado, 13 de julio, las cámaras de seguridad de ese vecino captaron a Raúl Ariel D. saliendo de casa. Durante las seis horas siguientes permaneció en paradero desconocido. No fue hasta las 7.20 horas cuando llamó a su exmujer, de la que ya tuvo una orden de alejamiento tras denunciarle por malos tratos en enero de 2020, y le confesó el crimen.

Después de eso, la Guardia Civil acudió a la casa de Ventamina y descubrió el feminicidio al encontrar el cuerpo sin vida de Juliana muy cerca de la puerta de entrada al chalé. Al mismo tiempo, se inició la persecución del criminal, quien fue detenido tras embestir frontalmente un coche patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, causando heridas a los dos agentes. En la colisión, el presunto asesino machista también sufrió fracturas en varias costillas que obligan a mantenerle con respiración asistida en la UCI del Hospital General de València, aunque el juez de Instrucción 3 de Requena ya ha decretado prisión, por lo que, en cuanto reciba el alta, será trasladado a la cárcel de Picassent.