Política futbolizada

Gaydamak, multimillonario israelí de ascendencia rusa, compró en 2005 el Beitar de Jerusalén, convencido de que eso le ayudaría a abrirse paso en su carrera política

El magnate contó que su intención era dar un ejemplo positivo a la sociedad con la contratación de los primeros musulmanes en la historia del club

La afición del Beitar Jersusalem

La afición del Beitar Jersusalem / Archivo SPORT

Carlos Martín

Arcadi Gaydamak, multimillonario israelí de ascendencia rusa, compró en 2005 el Beitar de Jerusalén, convencido de que eso le ayudaría a abrirse paso en su carrera política. Aunque no logró hacerse con la alcaldía de la ciudad, no iba desencaminado en sus intenciones. El Beitar es el espejo y a la vez el reflejo de la derecha israelí. Dejarse ver en sus gradas es la manera de ganarse a una masa social muy politizada. “Si afirmas que eres del Beitar, estás también hablando de tu adscripción política, de tu ideología. La mayoría de hinchas del Beitar son de derechas. No solo los ultras. Esta vinculación entre fútbol y política no es algo extraño en Israel, donde gran parte de los equipos han nacido a raíz de un movimiento político”, explicaba a la revista Panenka Maya Zinshtein, directora del documental Forever Pure, que narra lo que sucedió cuando al Beitar se le ocurrió firmar a dos jugadores de origen checheno.

Fue en 2013. Gaydamak contó que su intención era dar un ejemplo positivo a la sociedad con la contratación de los primeros musulmanes en la historia del Beitar. Pero provocó un terremoto. Cuando se anunció la llegada de Dzhabrail Kadiyev y Zaur Sadayev, en el fondo de los ultras del Beitar, conocidos como La Familia, apareció una pancarta que removió conciencias, estómagos y recuerdos en Israel. En ella se proclamaba que el club sería “siempre puro”. La cosa no terminó ahí: dos aficionados accedieron a las instalaciones del club y provocaron un incendio en una de las salas de trofeos. “¿Cómo podía un grupo de judíos usar una expresión que recordaba tanto a un pasado trágico no demasiado lejano y todavía traumático?”, reflexionaba Zinshtein.

El club de la izquierda

El derbi de Jerusalén enfrenta al Beitar con el Hapoel. Así ha sido durante décadas. Pero con la llegada del siglo XXI, el encuentro fue perdiendo fuerza hasta casi desaparecer del imaginario del fútbol local. Lo que sucedió fue que el Hapoel estuvo alejado de la máxima categoría entre 2000 y 2021. Pero cuando regresó, la esencia seguía ahí. “Hay una larga rivalidad que, en gran medida, tiene su origen en la identificación política de los equipos. El Beitar pertenecía al movimiento sionista revisionista Betar, mientras que el Hapoel estaba conectado con el Mapai, el Partido de los Trabajadores de la Tierra de Israel, que fue la fuerza dominante en la política israelí hasta fusionarse con el Partido Laborista en 1968”, explica desde Tel Aviv el periodista Itay Goder, que cuenta que todo cambió en los 80: “El Beitar se fortaleció gracias a su conexión al movimiento Likud [el partido del actual primer ministro, Benjamin Netanyahu] y el declive laborista supuso un descenso en el apoyo al Hapoel”.

La rivalidad local ya no está tan marcada por lo geográfico como lo estuvo en su momento, con el Beitar como dominador del norte de Jerusalén y el Hapoel como jefe del sur. Pero la división política sigue intacta. “Se nota, sobre todo, en lo que respecta a los árabes israelíes. Mientras que no ha habido árabes en el Beitar, donde prevalecen las expresiones antiárabes, el Hapoel tiene a jugadores de este origen, y hay aficionados árabes en sus partidos”, resume Goder.

Tiempos de cambio

El Beitar ha vivido años convulsos, y no solo por las acciones de sus ultras. Con la bancarrota como amenaza de fondo, ha visto pasar un carrusel de propietarios pintorescos que resultaron no ser trigo limpio. Entre ellos, el propio Gaydamak, o Eli Tabib, famoso por su propuesta de añadir el apellido ‘Trump’ al nombre del club, en homenaje al presidente estadounidense que reconoció a Jerusalén como capital del Estado de Israel.

Antes de su regreso a la élite en 2021, el Hapoel también experimentó cambios. Vivió una serie de disputas entre propietarios que desembocaron en una escisión de una parte de su afición. Así se fundó, en 2007, un club alternativo, el Hapoel Katamon, que llegó a enfrentarse al viejo Hapoel y lo acabó sucediendo, cuando este se tuvo que retirar de la competición por problemas económicos. La historia del primer club de accionariado popular del país es, de momento, de éxito. También en el derbi. El pasado mes de septiembre el Hapoel derrotó al Beitar en un duelo liguero contra su vecino por primera vez en 31 años. Con el equipo rojo por delante en la clasificación, parece que el fútbol está llevando a la izquierda hasta allí adónde no puede llegar la política. 

JERUSALÉN

31°46’44’’N 35°13’32’’E

Población (área metropolitana)

1.253.900 habitantes

País

Israel

Distancia entre estadios

0 km (comparten el Estadio Teddy, con un aforo de 31.700 espectadores).

Hat-trick de consejos

CÓMO LLEGAR 

Para viajar hasta Jerusalén desde España, tendrás que volar hasta Tel Aviv y, una vez allí, recorrer en tren o en autobús los 65 kilómetros que separan las dos ciudades. Si quieres ahorrarte las escalas, deberás salir desde los aeropuertos de Barcelona o Madrid.

QUÉ VISITAR

Se trata de una ciudad santa para las tres grandes religiones monoteístas, así que no vamos a descubrir el valor histórico y cultural de Jerusalén y su Ciudad Vieja. Allí encontrarás joyas tan variadas como el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro o la Mezquita de Al-Aqsa.

DÓNDE SALIR

Jerusalén es el resultado de una rica mezcla que se hace evidente en el mercado Mahane Yehuda. Sabores, aromas y una buena selección de restaurantes para sentarte a comer platos de aquí y de allí o, simplemente, tomar un zumo frío para refrescarte.