Hay otro Figo allí abajo

Milos Ninkovic es el protagonista por convertir en Australia el "derbi más caliente de la historia"

Su traspaso ha sido similar al que protagonizó en el 2000 el astro portugués

Milos Ninkovic, en una acción de partido

Milos Ninkovic, en una acción de partido / EFE

SPORTbyPanenka

Milos Ninkovic se formó en el Cukaricki de Belgrado y pronto saltó al Dinamo de Kiev, donde hizo carrera y ganó títulos. Fue internacional con Serbia en el Mundial 2010 y, tras pasar por el Evian y el Estrella Roja, puso rumbo a la liga australiana.

Tenía 30 años cuando aterrizó en un lugar en el que el fútbol había subido de temperatura con un derbi recién estrenado. Ninkovic pronto se convirtió en un generador de juego para el Sydney FC, en un referente por su experiencia y en un ídolo cuando, poco después de su llegada, marcó el tanto de la victoria en la visita de los vecinos, el Western Sydney Wanderers.

Siete años después, Ninkovic era leyenda ‘sky blue’, con tres ligas, una copa, 41 goles y 221 partidos que lo sitúan como el extranjero con más apariciones de la historia de la entidad.

No ha sido el foráneo más célebre que ha jugado para el club de la capital de Nueva Gales del Sur: ese honor recae sobre Alessandro Del Piero, que llegó en 2012 como la superestrella a la que se permite inscribir fuera del límite salarial. Una designación especial que Ninkovic asumiría en 2017, mientras la mitad este de Sídney estaba todavía a sus pies.

Cuando se formó la A-League en 2005, al fútbol en Australia se le llamaba soccer. El balompié, hoy el juego más practicado del país, necesitaba un impulso a todos los niveles, y la nueva competición iba a ser un catalizador de cambio y popularización.

Ocho equipos tomarían parte en aquella primera experiencia, solo uno por ciudad. Y el elegido en Sídney fue el Sydney FC, que debía jugar sus partidos en el suburbio de Parramatta, en el oeste del área metropolitana. Sin embargo, triquiñuelas federativas lo mandaron al este, lo que dinamitó el consenso social.

En 2012 se aprobó la creación del Western Sydney Wanderers, una decisión que contó con el impulso de una comunidad implicada tanto en la elección del nombre como del estilo y los valores multiculturales que acompañarían al nuevo club.

La competición australiana seguía ampliándose, señal del éxito del programa de desarrollo de un deporte ya llamado football que se aprovechaba del crecimiento de la selección nacional, que había vuelto a un Mundial 32 años después, en 2006, y que ya no ha fallado a la cita desde entonces (con un título de Copa Asia, el de 2015, como entreacto triunfal).

Así florecía el balón redondo en el país oceánico, mientras entusiasmaba a un territorio, Sídney, en el que cabían dos clubes, por muy mal que se llevaran. En su primera temporada de vida, el recién llegado se proclamó campeón de la liga regular, y al cabo de un par de años, en 2014, se alzó con la Champions League, en un éxito sin precedentes para los conjuntos ‘aussies’ en el máximo torneo asiático.

Ese inicio meteórico de los Wanderers no hizo más que agudizar la que, de golpe, y partiendo de cero, se había convertido en la enemistad futbolística más importante de todo el país; construida, eso sí, sobre la base de la disyuntiva cultural y ciudadana preexistente entre lo céntrico y lo suburbial, en una urbe que fue olímpica en el año 2000.

Ratas muertas

Y así volvemos a Ninkovic. Porque él es la causa de que, después de años en los que la pasión inicial que despertaba esta dualidad se ha ido acomodando, hoy podamos vivir, en palabras del capitán del Sydney, Luke Brattan, el “derbi más caliente de la historia”.

El serbio resolvió en julio las desavenencias con el club del que es (o era) un mito firmando con el Wanderers, el archienemigo, en un traspaso que ha encendido los ánimos de una hinchada que se siente ultrajada, y que piensa dejarlo claro en el remodelado Allianz Stadium.

Las similitudes con el caso de Luis Figo, que saltó del Barça al Madrid en el verano del 2000, y las imágenes de su recordado regreso al Camp Nou de 2002, hoy frescas gracias a un documental de Netflix que también ha hecho fortuna en Australia, inspiran a los seguidores locales.

“Para poder introducir objetos que podrían no pasar los controles de seguridad, hay que escribir al club. Pues bien, algunos nos han pedido si les dejaríamos traer una cabeza de cerdo o entrar con ratas muertas, aparte de unas cuantas pancartas con textos e imágenes”, explica el director ejecutivo del Sydney FC, Adam Salto, al rotativo local Sydney Morning Herald.

Los empleados de seguridad tendrán que estar atentos. Por su parte, Ninkovic ya debe tener asumido que hoy no lo va a pasar bien. Pero nadie le podrá negar que, después de haber sido clave en un lustro triunfal en el este, ahora ha logrado, con su deserción al oeste, que un derbi esté latiendo en el centro de todo, como ningún otro partido, de ningún otro deporte, ha podido conseguir allí abajo.