Abusos sexuales

Las víctimas de la pederastia en la Iglesia piden al Parlament que retire la medalla a la abadía de Montserrat

Remiten una carta a la Mesa en la que recuerdan a los diputados que la institución "ocultó, silenció y encubrió" los abusos de dos monjes

Acto en la plaza del Centre de Sants, en Barcelona, en apoyo a las víctimas de pederastia de los Maristas.

Acto en la plaza del Centre de Sants, en Barcelona, en apoyo a las víctimas de pederastia de los Maristas.

El mismo día que la Conferencia Episcopal presentó unilateralmente su polémico plan para indemnizar a las víctimas de abusos sexuales, una hoja de ruta que no cuenta con el apoyo del Gobierno ni con la participación de las asociaciones de víctimas, el Parlament de Catalunya decidió otorgar la medalla de oro a la abadía de Montserrat, una de las instituciones religiosas donde al menos 14 niños sufrieron agresiones sexuales, escándalo que, según los afectados, sus dirigentes "ocultaron y encubrieron".

La decisión ha enervado, por tanto, a las víctimas catalanas de la pederastia, que van a entregar este martes una carta a los miembros de la Mesa con el objetivo de que la Cámara revoque su decisión. El escrito está firmado por Miguel Hurtado (víctima en Montserrat), Alejandro Palomas (agredido en un colegio de La Salle), Manuel Barbero (padre de una víctima en los Maristas) o Jordi de la Mata (abusado en los Jesuitas), entre otros.

En la misiva, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, las víctimas recuerdan a los diputados que la abadía ha sido la ‘zona cero’ en la crisis de los abusos, dado que el responsable del grupo de scouts, Andreu Soler, abusó de al menos 12 menores en 30 años. Y otro de sus monjes benedictinos (el padre V.T.M.) confesó haber abusado de dos 'escolans' a finales de los 70. En ambos casos, según denuncian en su carta, los responsables de Montserrat "ocultaron, silenciaron y encubrieron los hechos, para evitar que salieran a la luz" y el "escándalo de reputación".

Montserrat nombró una comisión de transparencia, “impuesta por miembros elegidos a dedo por el monasterio”, en lugar de realizar una investigación independiente

A continuación, una vez que el primer denunciante, Miguel Hurtado, reveló en este diario los graves abusos que sufrió en su infancia, y se conocieron los demás casos, la abadía nombró una comisión de transparencia, "compuesta por miembros elegidos a dedo por el monasterio", en lugar de realizar una investigación independiente, como pidieron las víctimas.

Ante ello, continúa la misiva, la comisión "se limitó a echarle a la culpa al muerto" y el abad de la época, Josep María Soler, "se limitó a pedir perdón a las víctimas", aunque reconoció que "los mecanismos de control y supervisión fallaron".

"La conclusión lógica de que una institución reconozca que uno de sus integrantes es un depredador sexual y que ha podido cometer crímenes porque los mecanismos de control y supervisión fallaron, es que tiene la obligación moral de reparar íntegramente a las víctimas. La realidad fue diametralmente opuesta", denuncian los afectados. De hecho, Hurtado recurrió a la jurisdicción civil para reclamar una indemnización y la abadía se ha negado con el argumento de que los "posibles abusos" están prescritos.

"La respuesta de Montserrat ante los múltiples casos de abusos sexuales cometidos por monjes de la comunidad constituye un claro ejemplo de malas prácticas”

Víctimas de pederastia de la Iglesia catalana

"En resumen, la respuesta de Montserrat ante los múltiples casos de abusos sexuales cometidos por monjes de la comunidad constituye un claro ejemplo de malas prácticas" y, según los firmantes, causa una "profunda, cruel e innecesaria retraumatización secundaria" en las víctimas.

La catalanidad

Y dado que el president de la Mesa, Josep Rull, ha alegado que la medalla se concede a la abadía porque se ha convertido en un baluarte de defensa de la lengua y cultura catalana y representa "el sentimiento de catalanidad y de arraigo a Catalunya", los firmantes indican a los diputados que "negarse a reparar a las víctimas durante cinco años, así como culpabilizarles de que su agresor quede impune por ‘haber tardado demasiado tiempo en denunciar los hechos, dejando que prescriban’ es un comportamiento indigno e impropio de una institución que aspira a ser referente moral y espiritual de la nación catalana".

Por todo ello, reclaman al Parlament que "reconsidere su decisión" y no "echen más sal" en las heridas de las víctimas. "Pónganse del lado correcto de la historia y retiren la medalla de Oro a la Abadía de Montserrat", concluye la carta.

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