Opinión

Sergi Roberto y la imagen del Barça

El club blaugrana transmite una imagen de debilidad y pobreza, de no aceptar su realidad

Sergi Roberto descarta la opción Barça

Sergi Roberto, ex futbolista del FC Barcelona

Sergi Roberto, ex futbolista del FC Barcelona / SPORT

Desde hace un mes, Sergi Roberto está sin contrato. El FC Barcelona no vería mal seguir contando con él, llegaron a acordar las condiciones para la renovación del contrato año más, pero le pidió esperar antes de firmarlo a conocer con que límite salarial contará para la próxima temporada para saber si tiene cabida en la plantilla, según se explicó en su momento. El jugador lo aceptó.

La situación merece valorarse desde lo general y lo particular. Porque hace ya demasiado tiempo que en el FC Barcelona los verbos fichar y renovar no se conjugan con inscribir al jugador de turno en la Liga para poder alinearlo. Aunque con la repetición todo parece normalizarse, esta práctica no tiene nada de normal, al contrario, es un sinsentido. La directiva blaugrana debería priorizar la situación económica y actuar según la disponibilidad. Este juego de equilibrios no sirve ni para ganar tiempo y es una espiral insostenible a corto plazo.

Sergi Roberto celebra el ascenso del Barça Atlètic de 2010

Sergi Roberto celebra el ascenso del Barça Atlètic de 2010 / FCB

Y en lo particular, Sergi Roberto merece otro trato. Está en el club desde el año 2006. Lleva jugados más de 300 partidos con el primer equipo del que ha sido el último capitán. Ha sido un jugador de equipo, de los que enriquecen las plantillas, uno de aquéllos que siempre empiezan de suplentes pero a los que todos los entrenadores recurren pronto y terminan de titulares. Y su nombre siempre irá asociado a la inolvidable remontada contra el PSG como autor del sexto gol. En cualquier resumen histórico, su gol y su carrera de celebración va a ser recurrente.

El FC Barcelona tiene derecho a renovar o prescindir de cualquier jugador. O a pactar una solución como la que ha operado con Sergi Roberto. En este sentido, no hay nada que decir. Sin embargo, al actuar de este modo, el club blaugrana transmite una imagen de debilidad y pobreza, de no aceptar su realidad y estatus actual, y de no saber como tratar y despedir a sus jugadores más representativos.