Recuperar la ilusión

El Barça celebra uno de los goles

El Barça celebra uno de los goles / VALENTÍ ENRICH

Rubén Uría

Rubén Uría

En su día, Pep Guardiola, que sublimó la herencia de Johan Cruyff, dejó un aviso para navegantes: "Ahora que ganamos, el modelo les parece bueno, pero no se va a ganar siempre. Cuando no se gane, aparecerán las dudas. Ese será el momento en el que habrá que confiar más que nunca en el modelo, porque la tentación para apartarse de él será muy fuerte".

Cuando no ganó, el Barça se apartó del modelo. Hoy, poco a poco, regresa a lo que le hizo grande. Como en el chiste, hay dos noticias en el Barça. Una mala y una buena. La mala ya es pasado: el club tiró meses a la basura manteniendo a un entrenador en el que no creía. La buena es presente: el club, creyese o no en el nuevo técnico que contrató, ha acertado de pleno. El Barça puede perder uno, dos, tres partidos, caer eliminado en Europa o incluso no clasificarse para la próxima Champions. Y sin embargo, con toda la prudencia y humildad del mundo, el actual entrenador está zanjando todos los debates mediáticos de pandereta sobre su figura. Carles Puyol, icono blaugrana, hizo público que cuando ficharon a Xavi Hernández, se apostó una cena a que ganarían la Liga.

Lo normal sería que acabe rascándose el bolsillo, pero lo que nadie puede negar es que este equipo le dará alegrías a los culés, tarde o temprano. A pesar de la insistencia de los telepredicadores que lavan más blanco que Ariel, de las chanzas sobre el “efecto Xavi” y de algún tonto a las tres y también un rato después, los hechos están hablando por sí mismos. Xavi llegó para mejorar el juego del Barça, para construir allí donde quedaban cenizas y para que el socio recuperase una ilusión que estaba por los suelos. Todo eso está pasando.

El Barça actual aún no está para ganar títulos, ni para codearse con los más grandes de Europa, pero sí está sentando las bases para ser un equipo de primera línea en el futuro. Después de mucho tiempo y de una dura travesía por el desierto, ahora el aficionado vuelve a disfrutar con su equipo. Ese es el mejor título posible. Con Xavi los jugadores han recuperado el hambre y la autoestima. Este Barça divierte y se divierte, tiene un estilo reconocible y compite. El primer tiempo ante el Nápoles fue un homenaje a Maradona.

Fue la primera obra maestra de este equipo, una auténtica exhibición. Presión alta, robos, amplitud, ritmo, conducciones, posesiones, contragolpes y búsqueda del tercer hombre. No dio para ir a festejar a Canaletes, pero sí para tener claro que el equipo está en el camino correcto. El socio ve la luz al final del túnel. Y con la venia, quien esto escribe, que no es del Barça, tiene claro que solo por ver cómo vuelve a presionar el Barça, ya ha merecido la pena. Y el fútbol es ilusión. Que dure.