Opinión

¿A quién quieres más?

Xavi Hernández: "Tengo la sensación que todo lo que he hecho ha causado terremoto"

Xavi Hernández atendió a los compañeros de DANZ tras su último partido en el FC Barcelona. / DAZN

Muchas personas me preguntan qué sucedió en su día para pasar de ser un publicista y comunicólogo solo conocido o saludado en su ámbito, a ser invitado a intervenir en todo tipo de medios para opinar de todo tipo de temas… Conozco bien, porque planifico campañas de publicidad, cómo funcionan las mediciones de audiencia y cómo esos análisis provocan entradas y salidas de colaboradores en función de su interés, primero, y su seguimiento, desenvoltura y aceptación pública, después.

No puedo más que estar agradecido, más a ustedes, consumidores, que a los medios, que también, por la sencilla razón de que los primeros empujan con su fidelidad y apego a los segundos. Por otro lado, también me siento agradecido a decenas de profesionales del periodismo con los que comparto estilográfica, micro y cámara, que no solo me han aceptado como uno más, sino que me han integrado de forma absoluta y sin matices. Pero estos días debo reconocer que me está costando un poco integrarme en los debates, empatizar con mis compañeros o fusionarme en las discusiones cuando al relevo de Xavi y a la llegada de Flick nos referimos.

La vena, la mirada y el sentimiento blaugrana los llevo de serie, además de orgulloso sobrino de presidente, soy nieto, hijo y padre de culés, y cuando llegue el momento también abuelo, seguro, pero el caso es que en la actualidad no me siento cómodo. A mi alrededor, mientras yo me entrego y deposito el 100% de mi confianza en el técnico de Heidelberg, algunos de mis colegas gustan de la desconfianza, recelan de las decisiones y se balancean entre el bien y el mal, entre la fe y el escepticismo. Ni es importante, ni es trascendente la situación que les describo, ellos son muy libres de mecerse en las dudas o incluso las críticas, naturalmente, pero no es menos cierto que parte de ese recelo lo muestran por comparativa, por nostalgia o por afecto al entrenador anterior, y ahí es donde yo no puedo ni quiero colocarme.

Probablemente Xavi vuelva un día, pero hoy no está, y hemos de conseguir pasar a la página de la actualidad sin olvidar, claro que no, la narrativa leída en el pasado que nos permite entender el presente.

No machaquemos ya a un entrenador que aún no sabría ni llegar a la Ciutat Esportiva sin GPS y, sobre todo, no empecemos a compararlo con nada ni con nadie sin haber pisado aún ni el césped de un estadio substitutivo, que no es ni el propio.

De hacerlo, podemos ser tan injustos como cuando se le pregunta a un niño: ¿A quién quieres más, a Papá o a Mamá? Y si lo hacemos, espero que nos dé una lección respondiendo: ¡A la familia!

Y esa familia tiene nombre y apellidos: Futbol Club Barcelona.