Opinión

Nico Williams y la falacia de la regla 1:1

Nico Williams celebra su gol en el España - Georgia de la Eurocopa 2024

Nico Williams celebra su gol en el España - Georgia de la Eurocopa 2024 / AP

Si el FC Barcelona vuelve a la regla del 1:1 será una buena noticia por lo que significa de retorno a la normalidad. Sin embargo, esta regla en ella misma no califica el potencial económico de un club de fútbol. Parece sencillo de entender. Muchos clubes de la Liga española están dentro de esta regla, pero son muy pocos los que pueden acceder al coste en amortización y salario de los futbolistas más cotizados. Entonces, el valor de la regla 1:1 es relativo. Lo sustancial sigue siendo el límite salarial que la Liga fija para cada club, es decir, cuántos ingresos puede destinar a la contratación de deportistas. Este es el dato clave para saber qué capacidad tendrá el FC Barcelona para invertir en fichajes.

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, aseguró en una entrevista con El matí de Catalunya Ràdio que el club “sí se puede permitir” el fichaje de Nico Williams. Por ahora, no hay datos para discutirlo. Solo conocemos los precedentes de temporadas anteriores, la situación de jugadores sin inscribir por falta de masa salarial y el límite fijado por la Liga en febrero en 204,161 millones de euros. Con la regla del 1:1, no es suficiente.

Se comprende que los medios de comunicación especulen con el fichaje de Nico porque es su negocio. También es lógico que la afición culé se ilusione con verlo vestido de blaugrana porque sería una respuesta contundente a un Madrid que parece más inalcanzable todavía con la incorporación de Mbappé. Incluso se entiende que el presidente de la Liga, Javier Tebas, lo desee ante el peligro que, con la caída del Barça, la competición se convierta en un monólogo blanco. Es su negocio, también. Y, claro, Laporta está obligado a lanzar mensajes positivos e ilusionares. También el club debe vender abonos, renovar patrocinios, encontrar nuevos ingresos, etc. Todo esto ya se comprende.

Y, no obstante, la credibilidad es un límite.