Opinión

Cuando las meigas se vistan de rojo

Marc Márquez, en su box

Marc Márquez, en su box / EFE

El mundial llega a Austria más apretado que nunca. Desde el inicio de la temporada, la diferencia entre los dos primeros clasificados, 3 puntos, jamás había sido tan exigua.

Bagnaia ha ganado los dos últimos años en el Red Bull Ring; el pasado con doblete en la sprint y en la cita dominical. Con permiso del líder, Jorge Martín, Pecco vuelve a ser el gran favorito, y sin embargo persiste la absurda tendencia de poner en discusión su calidad como piloto. Como si su palmarés no fuera suficiente, como si sus prestaciones no hubieran quedado aún lo suficientemente probadas.

Esta misma semana se ha comparado en muchos sitios el rendimiento de Casey Stoner en Ducati con el del piloto de Chivasso. Y en el análisis todos pasan por alto cómo ayudaron los Bridgestone al australiano en su momento… y como lo hacen ahora los Michelin con el vigente campeón.

Tras el anuncio de su incorporación en el equipo de fábrica para 2025, cuando se le preguntó si consideraba que él “vendía” más que otros, Márquez respondió con un “pues claro que sí” tan rotundo como real. Y, sin embargo, detecto una cierta tendencia a “ponerle la pierna encima”, como si a alguien le escociera que el año próximo pueda poner la directa a ampliar su palmarés, a la caza ya no solo de igualar los nueve títulos de Rossi, sino incluso en la senda de superarlos.

El propio Vale ha vuelto a rajar de Marc reciente e innecesariamente; quién sabe si con ánimo de malmeter en Ducati, donde el fracasó y donde ahora tiene colocados a varios pilotos de “su órbita”. No me esperaba tal muestra de debilidad por parte de uno de los mejores pilotos de la historia como ha sido el Doctor; su manifiesto rencor, su resentimiento, su miedo -en definitiva- ha vuelto a quedar al descubierto.

El martes “La Gazzetta dello Sport” publicaba una previa de la cita de Zeltweg en la que titulaba “Una poltrona per tre” y diseccionaba las opciones de Martin, Pecco y el revitalizado Bastianini (que el año próximo acompañará a Maverick en KTM)… y ni tan siquiera citaba a Márquez.

Aunque ahora pilote una moto de su país, en Italia siguen cobrándole muchas facturas al de Cervera. Y si bien los directivos de Ducati están como unas castañuelas por su fichaje para 2025, hay detalles que revelan la perversidad de esta relación. El último: que Fabio di Giananntonio haya firmado su contrato directamente con Ducati para correr el año próximo en las filas del VR46 con la tercera Desmosedici “pata negra” que habrá en pista. Vaya, un “te queremos mucho, Marc. Pero no te pases ni un pelo”.

La segunda parte de la temporada que arranca ahora promete ser apasionante. Jorge Martín tiene que decidir qué piloto quiere ser: el que homenajeó a Angel Nieto con una inteligencia propia del 12+1 en Silverstone, o el ansioso que metió el remo en Jerez y Alemania.

La lucha por el título al manillar de una Aprilia se le hará muy cuesta arriba en 2025, y más con Marc llevando una moto “oficial”. Este año el madrileño puede disponer de una opción -pese a correr con una Ducati, oh paradoja- que difícilmente tendrá con los de Noale. De él depende, incluso con la aparición de magia negra -o roja, mejor dicho- en su contra. Pero yo nunca creí en complots. Aunque haberlos...

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