Opinión

¡Que no estamos tan mal!

Toni Freixa, en una imagen de archivo

Toni Freixa, en una imagen de archivo / EFE

Los tres candidatos teníamos, cada uno en su idea y con su equipo de gestión, el convencimiento de sacar adelante al club en uno de los momentos más difíciles de su historia. Y estoy seguro de que si ustedes nos preguntan ahora, seguiremos pensando lo mismo. Porque queremos al Barça y porque tenemos cada uno de nosotros la plena convicción personal de ser capaces de ello. De lo que no estoy tan seguro es de que el barcelonismo tenga ahora la misma confianza que entonces. Los últimos acontecimientos deportivos, económicos e institucionales han minado un poco la moral.

Pero no por ello voy a afearle a Jan sus virtudes, que son muchas. Su valentía, su optimismo, su amor por el Barça, su defensa a ultranza de los valores históricos del club, su liderazgo y su carisma. Si las sumáramos a un equipo de gestión profesional, experto en sus áreas respectivas y con la dosis necesaria de acierto, estaríamos sin duda más cerca de ir recuperando lentamente el camino que en los últimos siete años hemos desandado.

Estos tres primeros años de mandato no han sido nada fáciles. Había que rebajar la masa salarial y se ha ido haciendo. Había que reordenar la deuda y disponer de liquidez y se hizo en los primeros meses. Había que impulsar el proyecto del Espai Barça, se hizo y en él albergamos buena parte de nuestras ilusiones futuras. Había que invertir, a modo de “cercle virtuós”, en el proyecto deportivo, y se ha hecho aun a costa de vender activos, contando para ello -no lo olvidemos- con el beneplácito de la Asamblea. El resultado de estas inversiones en “activos deportivos” no ha resultado ser lo exitoso que hubiéramos querido todos los barcelonistas, pero lo que no se le puede discutir al presidente es que lo haya abordado con el entusiasmo de siempre.

Y no lo digo sin tener en cuenta que la temporada pasada se ganaron, emulando el año del Centenario, los títulos de liga de los seis equipos profesionales del club. Pero no hemos alcanzado aún en el primer equipo de fútbol el estilo y la regularidad que todos esperamos. Ojalá llegue pronto y, por qué no, esta temporada ganemos la Champions. Sería el punto de inflexión que necesitamos, porque los éxitos deportivos son la base de la recuperación económica en los clubes de fútbol, y no al revés. Hasta que llegue ese momento, coincido con el presidente en que los jugadores de casa tienen que ser la base de un equipo que a medio plazo nos dará muchas alegrías. Para lograrlo con la máxima fiabilidad, humildemente le doy un consejo doble: prestemos mucha más atención al área de metodología y contemos con un entrenador que conozca nuestro fútbol y confíe en los jóvenes. Si lo hacemos, al final de este mandato habremos mejorado mucho en nuestras sensaciones. Y habrá ganado el Barça, que es lo que todos queremos.