Opinión | Tuercebotas

JJOO de París: el ruido del éxito

Cada cuatro años, audiencias millonarias prestan un poco de su atención a deportes que el resto del año permanecen fuera del radar mediático

US Gymnast Simone Biles returns to competition after two years

US Gymnast Simone Biles returns to competition after two years

"En algunos deportes, puedes arreglártelas con mucho talento natural. En la natación, ayuda ser alto y delgado, pero no podrás ser bueno si no te esfuerzas. Existe una conexión directa entre lo que aportas y lo que obtienes. Si tienes orejas grandes o problemas para concentrarte, pero trabajas más duro que el tipo del carril de al lado, lo vencerás". 

En el género de las autobiografías de deportistas, ‘Beneath the Surface: My Story’, de Michael Phelps, sobresale por su sinceridad. Phelps es uno de los grandes deportistas de la historia: es el atleta que más medallas olímpicas ha ganado (23 de oro, 3 de plata, 2 de bronce) y el que más medallas de oro ganó en una sola edición de los JJOO: 8 en Pekín 2008. No es, sin embargo, el deportista más conocido ni el más popular. Si en una cena de amigos se pregunta a bocajarro a cualquiera por los mejores deportistas, surgirán nombres de futbolistas (Maradona, Pelé, Messi), baloncestistas (Jordan, LeBron), tal vez algún tenista (Federer, Nadal), incluso puede que el colega más puesto en cuestiones sociales y políticas cite a Muhammad Ali. Pero nombres como el de Phelps, Nadia Comăneci, Mark Spitz, Carl Lewis, Sergei Bubka o Aleksandr Belov solo aparecerán tras muchas vueltas a la conversación (y unas cuantas búsquedas en Internet), si es que aparecen. 

Audiencias millonarias

Cada cuatro años, audiencias millonarias prestan un poco de su atención a deportes que el resto del año permanecen fuera, lejísimos, del radar del interés mediático. El cuñadismo también es disciplina olímpica, y durante los 15 días que duran los juegos aparecen de bajo las piedras especialistas en natación, atletismo, balonmano, waterpolo, gimnasia, ciclismo en pista, piragüismo, vela, judo o tiro. Los deportistas se convierten en héroes o heroínas y son muchos los que se prometen que volverán a ver el próximo campeonato del mundo de natación y la siguiente cita de la gimnasia rítmica. Pero esto es como proponerse ir al gimnasio a principios de año: cuando se apagan las luces olímpicas, ya nadie se acuerda de los 100 metros mariposa, el triple salto y el ejercicio de barras paralelas. 

He sido injusto: no es verdad que nadie se acuerde. Hay miles de personas, muchos de ellos niños, que practican y siguen deportes durante todo el año cuya práctica profesional permanece fuera del radar mediático hasta la gran cita cada cuatro años. Son deportes donde no se grita ni se insulta al árbitro, de entrenamientos a última hora del día tras las clases y los deberes, de competición de fin de semana en pabellones, piscinas y pistas de atletismo de barrios y ciudades medianas y pequeñas.

Extenuantes entrenamientos

Como la natación, en la que Phelps es una leyenda. Los entrenamientos de natación son extenuantes y exigentes (“Estás cansado; sientes que no te puedes mover; realmente te duele todo; entonces es cuando [el entrenador] te hace nadar unas series especialmente duras”, escribió Phelps en otro libro, ‘No Limits: The Will to Succeed’), y las competiciones pueden ser crueles, en competición contra uno mismo y contra los otros adversarios. En las pistas de atletismo, los jóvenes atletas descubren sus límites y la dureza del tartán. En los gimnasios, las chicas fuerzan su cuerpo más allá de la gravedad. 

Pero no hace falta ni siquiera practicar el deporte en categorías inferiores para darse cuenta de que el mundo fuera del fútbol, el baloncesto, el tenis y el motor es muy variado, divertido y popular. Cualquier domingo del año, un paseo por el paseo marítimo de Barcelona desde el Hotel Vela hasta el Fórum permite ver unos pequeños JJOO amateurs: en el mar, nadadores, surfistas y veleros; en el asfalto, ciclistas y corredores; en la arena, vóley playa, fútbol playa y pádel playa; en las instalaciones municipales, pádel y natación; en los campos de fútbol, la competición infantil de fútbol 7; en pequeños parques, gimnasia y deportes urbanos; en las zonas cercanas al Fórum, baile, hip hop y breakdance... 

Y, sin embargo, estos deportes tan populares en la vida cotidiana no alcanzan impacto mediático hasta que llegan los JJOO. ¿Falta de interés popular? No creo. Más bien indiferencia mediática y económica. 

“Trabaja en silencio y deja que tu éxito sea el ruido”, dijo Simone Biles, otra de las grandes deportistas de la historia. En París, escucharemos su estruendo y el de otros grandes deportistas como ella.