Opinión

Esta no es la imagen del Barcelona

Hansi Flick y Joan Laporta, en una imagen de esta pretemporada

Hansi Flick y Joan Laporta, en una imagen de esta pretemporada / Valentí Enrich

Olmo en la grada, Nico Williams en el césped pero con el Athletic y Gündogan jugando ya con el City. Esa fue la realidad ayer. Está siendo un verano muy desconcertante para el seguidor azulgrana, dicho suavemente.

Si tuviera que escribir todos los sobresaltos que llevan los culés este verano, daría para cinco tribunas. La impotencia de tratar de traer a Nico Williams tras las expectativas generadas, la imposibilidad para inscribir a tu flamante fichaje en las dos primeras jornadas de Liga, teniendo que sacrificar a todo un campeón y capitán de Alemania como Gündogan al que entregas sin pudor al Manchester City devaluando la plantilla. La inexplicable cesión de Vitor Roque al Betis unos meses después de pagar un increíble fichaje millonario que el club no se podía permitir. 

Son solo algunos de los ejemplos de cómo se ha comportado el Barcelona en el mercado veraniego hasta ahora. Y ya no sirve hablar de herencia. Eso ya se sabía cuando se celebraron las elecciones, que la situación era complicada, se sabía claramente. Lo que se hacía era apostar y votar a alguien que fuera capaz de revertirlo. Han pasado más de tres años y estamos casi peor que en el punto de partida. Ni las palancas que hipotecan parte del futuro económico del club ni el resto de medidas han sido suficientes para que la imagen del Barcelona no esté dañada y golpeada en los últimos tiempos. 

No sabemos hacia dónde va este Barça, hacia dónde camina y si tiene un rumbo claro para salir de las tinieblas. Da sensación de improvisación, de golpes de efecto para la supervivencia. Solo eso, supervivencia. Y así es muy difícil ilusionar a una afición.

El proyecto se construye sobre retales, sobre parches, sobre remiendos de los remiendos, que tapen las miserias reales de la economía. El club es incapaz de acometer fichajes de relumbrón o de competir con los grandes clubes por las nuevas estrellas del continente. Ni soñarlo. Alguno bromea con Leao y el Milan se carcajea. Aquellos tiempos pasaron y el actual Barcelona pasea su impotencia por los despachos para inscribir jugadores y rebusca cesiones de futbolistas ya en el declive de su carrera o jugadores que ya vivieron su mejor tiempo o que buscan una salida de su equipo. Saldos y rebajas. Todo lejos del escaparte principal donde lucen las mejores piezas del mercado.

Pero ya no es solo la herencia, no. Ya hubo tiempo suficiente y no se ha logrado cambiarlo. El tiempo del mandato de Laporta se agota y va camino de pasar a la historia con más pena que gloria. Joan, esta no es la imagen del Barcelona, no. Y sobre todo las medias verdades. No se puede vender humo de poder traer a Williams, Chiesa, Leao y ni siquiera soltando jugadores importantes puedes inscribir a Olmo. Por suerte, siempre nos quedará Lamine Yamal, esa sí que es la imagen que queremos del Barça.