La historia no se vende en un McDonald's

El gol de Koeman inspiró a unos cerveceros de Igualada

El gol de Koeman inspiró a unos cerveceros de Igualada / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Barça, aunque últimamente lo parezca, no es ninguna hucha en la que echar monedas para que, a final de año, salgan las cuentas. El dinero es vital, imprescindible para seguir siendo el Barça, pero no lo es todo. Hay cosas, aún, que están por encima, pese a que la camiseta sea hoy un panel publicitario y el nombre de Camp Nou acabe desapareciendo. Una de ellas es su historia, con la que comerciar es de miserables. La historia está para ser divulgada, para que sirva de inspiración a las nuevas generaciones de culés, pero no para convertirla en un McDonald’s en la que una hamburguesa ocupe un lugar en el menú solo si se tiene la certeza de que va a gustar. Está muy bien contar con una agrupación de veteranos y veteranas, pero no sirve de nada si, para organizar un partido del Dream Team, hay que tener claro que se llenará el Camp Nou. Además de dar el primero paso para que sea un fracaso, se está menospreciando un pedazo importantísimo de la historia del club, la primera Copa de Europa. A los símbolos hay que mimarlos y es el club quien debe convertir un partido del Dream Team en imprescindible, nunca la fría estadística de la previsión de taquillaje.

Al Bernabéu, cuando toque clásico

El 2-6 liguero en la 08-09, el 0-2 en semifinales de Champions de 2011 o el 0-4 de la pasada temporada debe saber a poco a los culés que quieren jugar la final de Copa en el Bernabéu, estadio que hay que visitar para golear al Madrid. A nadie más. El morbo es ganar al Madrid, no ganar en Madrid.

Suárez es víctima de su mejor virtud

El charrúa, una bestia competitiva imprescindible, debería recuperar la serenidad mostrada en sus primeros días como blaugrana, aquel equilibrio que le permitía ofrecer un juego explosivo con un comportamiento intachable incluso para quienes le buscan. Urge recuperar la serenidad sin perder su fútbol.