Opinión

¿Qué haría Laporta si estuviera fuera?

Laporta y Dani Olmo

Laporta y Dani Olmo / @fcbarcelona

En el mundo analógico, Epi y Blas, en el mítico Barrio Sésamo, explicaban las diferencias entre dentro y fuera. Esos personajes eran una pareja única. El primero, ordenado, lógico, serio; el otro, caótico, ilógico y bromista. En el Barça actual Flick y Laporta parecen alternar también esos caracteres dentro y fuera… del campo.

El entrenador teutón, en un tiempo récord, ha estructurado todo lo que desea que suceda dentro del campo con un discurso único, lógico y ordenado del equipo. ¿Es ADN Barça o no? Hoy no hace falta, ni vale la pena, discutirlo. Mientras tengamos un patrón que mínimamente nos represente, que suene a fútbol ofensivo, aceptamos pulpo como animal de compañía. Su planteamiento ofrece garantías absolutas de que sabe a que quiere jugar y como va a hacerlo. Ni Koeman, ni Xavi lo implantaron. Incluso ya tiene claros los jugadores que tiene y para qué le sirven, no se anda con inventos, ni varía su criterio. Eso es bueno para una plantilla que va muy justita de recursos para jugar contra los grandes de Europa. En ese momento veremos si tenemos equipo y si, con la visión futbolística de Flick, somos capaces de competir. Hasta ahora impera el orden y que más allá de la puerta del vestuario, nadie que no sea el entrenador manda. Incluso, en las ruedas de prensa, limitadas por la cantidad, en el número de preguntas, y en la calidad, por el lastre de la traducción, Hansi las gestiona con nota.

Fuera del campo, todo es distinto y caótico. Seguramente acabamos esta semana el agosto más aciago que ha vivido el club en muchos años. Deco es con toda seguridad el director deportivo menos creíble y respetado del planeta fútbol. Habrá hecho pocas vacaciones, nadie lo duda, pero sus resultados son discutibles. Se ha jugado a vender humo desde que acabo la eurocopa. Que Nico, sí, que Nico está cerrado. Después, nada, de nada. Hemos firmado a Olmo, pero tras su presentación, el equipo ha jugado dos partidos con él en la grada. Para hacerle hueco se ha provocado que saliera, por la puerta de atrás, una vez más, un jugadorazo como Gundogan y ni eso ha sido suficiente. Lo de Vitor Roque acabará en un descalabro económico que alguien deberá explicar. Los anhelados Joaos de Jan, mejor como han acabado, más lejos que cerca. Los fichajes de Madrid y Atlético, los máximos rivales, por comparación, explican nuestro drama. Obiviamente, la buena noticia, es que La Masia es la mayor mina de oro del planeta fútbol, añadan a Cubarsi y Lamine, otra nueva gema, Marc Bernal; pero ese mérito no se lo puede apuntar ninguna directiva, tampoco esta.

El presidente parece que ha perdido, incluso, las principales características que lo han definido y distinguido siempre, aquellas que le han permitido ser quien es y estar donde está. Es más que sospechoso su más absoluto silencio, tras su presencia mediático-turística, una vez más, en la gira norteamericana. ¿Si Laporta estuviera fuera, es decir en la oposición, sería más beligerante con los de dentro? Respondan ustedes.