Opinión

Entre el cielo y el infierno

FC Barcelona - Tottenham: El gol de Abde

FC Barcelona - Tottenham: El gol de Abde / Valenti Enrich

He pisado por primera vez el vistoso, rutilante y remozado “nou estadi blaugrana” en la piel del histórico Estadi Olímpic de Montjuic y debo decirles que no he podido tener mejores sensaciones, tantas, que sería injusto no reconocer que salí del todo sorprendido de la ingente labor realizada para ofrecer al socio y aficionado una experiencia que no solo cubra con creces las expectativas previas al desplazamiento, sino que inviten a repetir la experiencia de subir de nuevo a la montaña.

En esta nueva tesitura vital y deportiva que se nos plantea a los culés, a uno le da por analizarel “momentum”, y llega a la conclusión de que el Barça no solo es “Més que un club”, sino también el más extraordinario de cuantos ocupan la élite deportiva en el mundo. ¿Cómo si no se explica que dejemos un estadio con la peculiar singularidad de tener un cementerio de vecino, el de Les Corts, para desplazarnos a otro estadio con la misma particularidad, pero esta vez el de Montjuic? No busquen en los libros de historia deportiva, no encontraran un ejemplo parejo.

Será que gustamos de parapetarnos en nuestro pasado, nuestra sabiduría y nuestra propia identidad vital y también mortal, o tal vez que buscamos el amparo celestial de cobijarnos cerca de campo santo. Tal vez sea simplemente una casual curiosidad, pero sea como fuere entre almas y eternidad estábamos y seguimos andando en la búsqueda incansable de nuestra propia excelencia.

Y es que también nosotros, aficionados, nos movemos como nuestros vecinos moradores, entre creencia, culto y devoción, pero nosotros, aficionados, lo hacemos de quienes tienen o tendrán el divino encargo de llevar nuestros colores a lo más alto y a luchar por los laureles más codiciados.

No sé qué nos deparará nuestro futuro más inmediato, pero sí sé que tenemos motivos para tener fe: Hace solo tres días aparecieron ángeles sobre Montjuic. Unos celestiales, imberbes y puros chavales que nada saben sobre maldad, decidieron sobrevolar nuestras cabezas: Ansu, Fermín, Abde, Lamine Yamal, Balde… Ángeles osados, sonrientes, divertidos, referentes que nos enseñaron que también ellos pueden ofrecer paz, confort y seguridad desde su osada excelencia y su incontestable luminosidad.

Y donde está el bien, acabará llegando el mal, y no sé ustedes, pero yo me siento protegido y ya he quedado abducido por una luz, que si las urgencias y esclavitudes financieras no lo impiden ni los separan, tiene toda la apariencia de instalarnos en el cielo por mucho tiempo.

Amén.

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