Opinión

Buen aterrizaje del paracaidista Flick

Hansi Flick con Joan Laporta en la presentación del técnico alemán

Hansi Flick con Joan Laporta en la presentación del técnico alemán / Dani Barbeito

Excelente puesta en escena de Hansi Flick. En su primera rueda de prensa fue educado sin ser sumiso, se mostró seguro sin ser prepotente y dio la sensación de tener las ideas claras a pesar de ser muy cauto en exponerlas. El hecho de que tenga que ser traducido, más que un problema, parece una buena excusa para poner distancia con los periodistas, responder lo que le da la gana cuando le conviene y, como Venables en su día con el mítico Graham Turner, ganar tiempo para pensar un poco mejor cada respuesta.

Quedó claro que Flick será más distante, más frío y más esquivo que Xavi o que cualquier entrenador surgido desde dentro que no puede hacerse el loco ante determinadas preguntas, porque el técnico alemán llega sin más mochilas que las que ya ha adquirido con su representante (el mismo que Lewandowsky) o con la estructura técnica del club, como demuestran sus desmesurados elogios a Deco.

Transmitió autoridad con los jugadores y futbolísticamente demostró tener ideas pragmáticas, confirmando que la preparación física va a ser una de sus piedras angulares. No pareció ser precisamente el entrenador más cruyffista del universo, pero en caso de que esto sea un defecto no es imputable a él sino a quienes lo han fichado, que ya veremos cómo son capaces de cuadrar su proclamada ideología con la realidad. En realidad, Flick se mostró en su primera comparecencia como el entrenador menos ideológico del Barça desde la aparición de Guardiola, y su única mención a los tótems del pasado ("No estoy muy lejos del Barcelona de Guardiola y Cruyff") pareció más una frase semi obligada que alguien le había susurrado al oído que ninguna convicción sólida con el ideario clásico del Barça.

Experimento inédito... y peligroso

Escuchándolo con atención, queda claro que Laporta ha lanzado sobre el barcelonismo un paracaidista llamado Hansi Flick, una especie de última moneda al aire en su renqueante proyecto deportivo. Después de sus heridas ya incurables con grandes leyendas del club como Messi, Koeman o Xavi, sin capacidad para fichar a Guardiola ni encontrar dentro o fuera del club un referente a quien agarrarse, Laporta ha optado por lanzar un extraterrestre dentro de una cápsula desde el espacio exterior. Es un experimento tan inédito como peligroso.

De momento, su aterrizaje en la tierra culé ha sido más que bueno: empieza con prudencia, personalidad e inteligencia. Tuvo un solo resbalón, con una infeliz referencia a Sergi Roberto que denotaba una innecesaria falta de respeto, pero el efecto desagradable que creó es más atribuible al silencio del presidente que no a su frase, que bien pudo ser por su lógica e inicial falta de entrenamiento mediático. Al paracaidista Flick le queda una maratón entera, en la que deberá desarrollar sus ideas sobre una nueva plantilla en tiempo récord, pero empieza positivamente. Quien sabe, igual necesitábamos un extraño no contaminado de nada. Si le va bien, a todos nos irá bien.