Opinión

Aitana y Alexia son el ADN Barça

Aitana celebra su gol en la final ante el Lyon

Aitana celebra su gol en la final ante el Lyon / JAVI FERRANDIZ

En un club tan dado a psicoanalizarse y a hablar de sí mismo, un debate recurrente en el Barça es cuál es el ADN del club. Jugar bien y al ataque, contar con jugadores de la cantera, querer ser protagonista en el campo, y ser excelsos técnicamente son algunas de las respuestas a la pregunta. Pero el ADN es caprichoso, y a veces ganar por goleada no libra a los entrenadores de ser acusados de traición a las esencias (Bobby Robson, Tata Martino...) y, al contrario, perder puede no tener consecuencias si se ha competido (otro término ambivalente) bien. Pero de lo que hay pocas dudas en la culerada es que quien mejor representa el ADN del club de un tiempo a esta parte es el equipo femenino de fútbol. Aitana, Alexia, Cata Coll y compañía son el espejo en el que se miran los aficionados con orgullo. Ellas son hoy la mejor imagen del Barça.

Más allá de la hazaña deportiva, la Champions ganada en Bilbao deja algunas cifras que merecen reconocimiento. El desplazamiento de 40.000 aficionados a la ciudad vasca para presenciar la final en San Mamés está a la altura de las grandes movilizaciones de la hinchada en la historia del Barça. En televisión, la final sumó en todas las cadenas que la emitieron un 21,4% de cuota de pantalla y más de 3,7 millones de espectadores en algún momento del partido. En Sport, el despliegue de la final fue puntero en audiencia durante todo el fin de semana. Cifras en mano, el Barça femenino de fútbol genera un interés innegable. A la atención de las audiencias se le sumó el de las empresas, que protagonizaron un despliegue publicitario remarcable para unirse a la celebración de la victoria. Como escribió Albert Sáez en El Periódico, “la publicidad acompaña los cambios sociales”. O dicho de otra manera: una muy buena forma de detectar tendencias sociales e interés, atención y presencia de la ciudadanía es fijarse a qué dedica esfuerzos la publicidad. 

Deportivamente, el Barça femenino es el mejor del mundo a nivel de clubs y la base (pese a todos los pesares) de la selección campeona del mundo y aspirante al oro en los JJOO de París. Como los mejores Barça de la historia, es resultado de un trabajo concienzudo en un proyecto a largo plazo, que combina la cantera con las inversiones adecuadas en cracks en las posiciones adecuadas. El club no solo gana, y mucho, sino que genera Balones de Oro, muestra el camino de la excelencia deportiva y es ejemplo para otras entidades españolas e internacionales. Este Barça ha hecho historia y ha dejado su sello, como antes hicieron el Barça de Guardiola, el Dream Team de Cruyff, o el Barça de las Cinco Copas. Ha ganado mucho, pero no se trata sólo de eso.

Por estos motivos, en términos deportivos pero sobre todo institucionales el equipo femenino se ha convertido en el refugio de los socios y aficionados. Simboliza aquello que tuvo el equipo masculino y dilapidó: los mejores jugadores del mundo, una idea de juego innegociable, la imagen de excelencia deportiva, un relato deportivo y de valores inatacable, y un proyecto que genera unanimidades por encima de ismos y de la clásica pulsión cainita del club, que empezó un presidente y ha continuado su acérrimo adversario.

Además, el equipo femenino es símbolo y motor de cambio social. La bandera de la lucha por la igualdad la enarbolan las jugadoras sin complejos. Muchas de ellas lideraron la rebelión contra la federación de Luis Rubiales y Jorge Vilda y, como corresponde a su condición de referentes, son indispensables en la lucha por equiparar las condiciones (económicas, sociales, mediáticas) entre el deporte masculino y el femenino. Queda mucho trabajo por hacer, como la ceremonia de entrega de las medallas en la Copa del Reina certificó de nuevo, pero en este tema el Barça también es ‘més que un club’.

Por estos motivos, Aitana, Alexia, sus compañeras y los gestores del equipo femenino del Barça durante estos años se han convertido en los referentes de lo mejor de una institución que vive una grave crisis económica, institucional y deportiva en el equipo masculino de fútbol. El reto de la entidad no sólo es perseverar en la excelencia deportiva de este equipo, sino evitar que la mala gestión en otros ámbitos le salpique. Sería imperdonable.