Ruptura PP-Vox

Moncloa celebra el “inteligente” movimiento de Vox que deja al PP en una posición “delicada”

El giro de guion evidencia que "no hay proyecto político de la derecha para España", analizan en el Gobierno

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso. / José Luis Roca

A punto de cumplirse un año, el Partido Popular fue la fuerza política más votada en las generales del 23-J, pero Alberto Núñez Feijóo no logró el apoyo necesario para apear a Pedro Sánchez del Gobierno. Su alianza con Vox espantaba a todos los demás. Pero ahora está sin el respaldo de la formación de Santiago Abascal y los gobiernos autonómicos liderados por los populares están en minoría. 

Una vez que Vox ha roto todos los pactos con el PP en los gobiernos autonómicos, en Moncloa están “contentos” a la par que expectantes del nuevo momento político que se abre tras este divorcio.

La decisión de Abascal, poco entendida en algunos territorios por parte de sus vicepresidentes que se quedan sin cargo, la consideran en el Ejecutivo como un “movimiento inteligente por parte de Vox” porque deja a los populares “en una posición delicada”.

En el PSOE no ocultan la sonrisa al ver lo que está pasando en la derecha y buscan la contraposición con una imagen de lo “prietas” que están filas en el lado socialista sacando a la palestra pública a todos sus líderes territoriales con el mismo mensaje. Pero este momento ha pillado al partido sin hacer los cambios que quieren en algunos territorios y podría terminar asegurando a algunos líderes que estaban cuestionados.

Según el órdago de Abascal fue cogiendo más pose de que esta vez sí se iba a materializar el divorcio, Ferraz activó al partido y el secretario de Organización, Santos Cerdán, habló con todos los secretarios generales entre miércoles noche y jueves para trasladar un mensaje claro: toca exprimir ahora a los gobiernos populares que se quedan en minoría en las autonomías para obligar a Feijóo a dar un giro de “regreso” a la centralidad y los pactos. Y estar preparados para lo que surja.

Aunque poco más se espera de una unión PP-PSOE tras el acuerdo del CGPJ. Quizás el pacto para algún organismo más como la CNMV o la Junta Electoral Central, porque la imposición del Gobierno – todos apuntan a decisión directa de Sánchez – de que el hoy ministro para la Transición Digital, José Luis Escrivá, se convierta en el próximo gobernador del Banco de España está poniendo trabas a un acuerdo PSOE-PP para renovar al regulador, aprovechando que no es 'necesario' para el nombramiento.

Por otro lado, y pese a que se han producido algunas deserciones, en el PSOE reconocen que Abascal ha mostrado autoridad en el partido al imponer su decisión en toda la formación.

Más allá de ello, ahondan en la “inestabilidad” que, a su juicio, suponen los gobiernos de coalición con el PP. Porque, pese a que “llevan seis años, o más, las orquestas de las derechas tocando la bachata de que el Gobierno de coalición progresista no duraría mucho”, los que se desmoronan como “castillos de naipes” son los del PP, denuncian desde Ferraz.

“Se demuestra que no hay proyecto político de la derecha para España”, reflexionan en la dirección socialista y en Moncloa tras recordar que los ejecutivos populares con Ciudadanos también acabaron mal avenidos.

En todo este contexto no puede ignorarse el impacto de las recientes elecciones europeas y el fenómeno Alvise Pérez que dividió tanto el voto en la derecha como radicalizó las posiciones del principal partido de la oposición. Así como los comicios franceses y la miel en los labios que se quedó en la ultraderecha de llegar al poder, impedido por un inesperado 'cordón sanitario' del resto de formaciones.

Ahí es donde encuentran algunas explicaciones políticas al cruce de dardos entre Abascal y Feijóo. El primero lo responsabiliza de la decisión porque “España padece un Gobierno corrupto y Feijoo pacta con él” y “es imposible pactar con quien pretende imponernos unas políticas de fronteras abiertas”, mientras el presidente del PP sostiene que “allá Vox y su disparatado movimiento”, porque “se han pasado de frenada, no han medido la decisión y han descarrilado”.

Es el resultado de la tensión en la relación entre Feijóo y Abascal que subió entero hasta que estalló la cuestión del reparto de los menores migrantes llegados a Canarias y el colapso para su gestión del Ejecutivo canario de Coalición Canaria y Partido Popular.

Partiendo de la consideración de que las crisis humanitarias deberían trascender el partidismo para convertirse en respuestas de Estado. El Gobierno redobla la presión sobre Alberto Núñez Feijóo para sacar adelante una reforma del artículo 35 de la ley de Extranjería a fin de convertir en obligatorio el reparto de esos menores migrantes que desbordan los recursos del archipiélago canario.

PSOE y Sumar van a registrar ya, este lunes, en el Congreso su proposición de ley emplazando a los populares a mover ficha. “La prueba del algodón”, llegó a definirla el presidente del Gobierno.

Mientras en las filas populares existe un vivo debate sobre la estrategia a seguir. Dirigentes de primer nivel lamentan tener delante, aceptado como interlocutor, al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, porque “es el mismo ex presidente de Canarias en nuestro punto de mira por el cobro de comisiones del caso Koldo”, recuerdan.

No obstante, las circunstancias llevan a Feijóo ante el drama y el presidente del PP señala a Sánchez por falta de política migratoria “Pedro Sánchez encontrará en el PP más responsabilidad que en sus aliados habituales”, anticipan altos cargos populares, muchos de los cuales reprochan a la vez al jefe del Ejecutivo su “oportunismo”.

En ciernes, cabe subrayar una y otra vez, se trata de una emergencia nacional. Se está viendo. Y ha sido la “excusa” del reparto de los menores que acordaron PSOE y PP, acordada semanas atrás, la empleada por Abascal, según denuncian los populares, para que Vox rompiera las uniones en las autonomías.

Un giro que le permite a los de Abascal marcar distancias, identificarse como el “original” frente a un PP que coqueteó, según la izquierda, con mensajes próximos a la ultraderecha en lo relativo a la inmigración. Pero que, apuntan también en el PSOE, lleva a Feijóo por un camino, el de la inestabilidad, por el que no está acostumbrado a transitar tras su pasado de mayorías absolutas en Galicia.

Un terreno inexplorado que le está costando, apuntan en Ferraz, y que evidencia que no tiene proyecto más allá de la crítica personal al presidente, basándose en que en su primera valoración tras la decisión de Abascal, Feijóo cargó contra Vox por ayudar a Pedro Sánchez a desviar la atención del "caso Begoña Gómez" y de la investigación judicial de su hermano.