Votación final

El Congreso aprueba definitivamente la amnistía con el bloque de la investidura

PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, Podemos, BNG y José Luis Ábalos votan a favor de la medida de gracia, 177 'síes' en total

El Congreso respalda definitivamente la ley de amnistía para su entrada en vigor

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez

La amnistía es ya una realidad. A falta de que se publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la ley de amnistía ya está aprobada con el voto de la mayoría absoluta del Congreso. 177 ‘síes’ a favor de la medida de gracia que cierran una tramitación parlamentaria de 200 días que empezó con el acuerdo del PSOE con ERC y Junts para hacer posible la investidura de Pedro Sánchez. En contra, como siempre, los diputados del PP, de Vox, de UPN y de Coalición Canaria: 172 votos que han resultado insuficientes para frenar la ley.

Bajo la atenta mirada de Oriol Junqueras, de Jordi Turull, de Carme Forcadell o de Dolors Bassa, todos ellos condenados por el Tribunal Supremo en 2019 por el ‘procés’, uno a uno los diputados de la Cámara Baja se han ido poniendo en pie para posicionarse a favor o en contra de la amnistía. La abstención, en una votación tan ajustada, no era una posibilidad. Al final, los votos de PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV, Podemos -pese a la ausencia de una de sus diputadas-, BNG y de José Luís Ábalos han hecho posible la aprobación de la norma que, tras una bronca sesión llena de gritos e insultos, ha sido recibida por los aplausos de gran parte del hemiciclo y de las tribunas de prensa.

No obstante, la amnistía no entrará en vigor hasta su publicación en el BOE. Lo normal es que las normas aprobadas por el Congreso tarden unos pocos días en ser publicadas. En este caso, llama la atención que fuentes del Gobierno estén advirtiendo ya de un posible retraso. Si fueran muchos días, se llegaría a la fecha de las elecciones europeas, 9 de junio, sin esa publicación y, por tanto, sin que el expresident de la Generalitat Carles puigdemont pueda presentarse en España.

Reivindicar la norma

Los más satisfechos han sido, obviamente, ERC y Junts. “Hoy es un día histórico porque estamos ante la primera derrota del régimen del 78”, se ha congratulado el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, antes de recordar que fueron los primeros en defender la ley de amnistía y que si hoy se ha aprobado es gracias a “todo un independentismo unido”. No obstante, ha recordado que “todavía queda un partido por votar, el partido judicial” y que este no pondrá fáciles las cosas. Junqueras ha dicho que pondrán "palos en las redas". Como ya han hecho en otras ocasiones, Rufián ha recordado que la “siguiente parada” es el referéndum de autodeterminación.

En la misma línea, la portavoz de Junts en la Cámara Baja, Miriam Nogueras, ha reivindicado que el ‘sí’ a la amnistía es “una victoria democrática y colectiva”, pero que “no es perdón, ni clemencia”, sino “reparación”. También ha señalado que “la lucha continúa” y que no hay medida de gracia o “receta autonómica” que pueda solucionar el conflicto catalán. Todo, ha dicho, pasará por un referéndum: “Nos dicen que nunca habrá independencia, y hoy tenemos más claro que nunca que es de ustedes de quien menos depende, depende del pueblo de Catalunya”. 

El PSOE también ha querido capitalizar la amnistía. Para el ministro de la Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, la norma "ya ha cumplido su objetivo" a la vista de que en las elecciones en Catalunya el PSC de Salvador Illa obtuvo la mayoría absoluta. Como han hecho muchos portavoces desde la tribuna de oradores, Bolaños ha recordado que ahora la medida de gracia queda en manos de los jueces que son quienes tienen "la decisión última sobre la aplicación de la ley". La gran mayoría de socios ha criticado que esté rulando entre jueces un manual para evitar aplicar la norma.

Rechazo contundente

En las antípodas de esta satisfacción han estado PP y Vox. “El 1,6% le ha ganado al resto de los españoles por la ambición de un solo hombre”, ha sentenciado el líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, antes de criticar al Gobierno por no haberse atrevido a celebrar un referéndum sobre si era necesaria o no la medida de gracia. Además, como ha hecho en los últimos meses, ha acusado a Sánchez de “corrupción política” por haber comprado los siete votos de Junts con la amnistía. “Hoy hemos asistido al acta de defunción del PSOE”, ha clamado. Y no solo eso, ha reprochado a Sánchez su “cobardía” por no estar presente en el hemiciclo durante el debate de este jueves.

Más contundente y agresivo ha estado el líder de Vox, Santiago Abascal, que ha asegurado que la aprobación de la amnistía es “lo peor que ha pasado” desde 1978. Los diputados de Vox, además, se han lanzado a insultar a otros diputados y durante varios minutos la presidenta del Congreso, Francina Armengol, se ha visto obligada a paralizar el debate a la espera de que regresara el silencio.

Votación clave

El visto bueno del Congreso a la amnistía es un momento clave en la legislatura, ya que la medida de gracia surgió del pacto del PSOE con ERC y Junts para hacer presidente a Sánchez. De esta forma, los socialistas darán por cumplida la principal demanda de las formaciones independentistas. No obstante, republicanos y posconvergentes ya han dejado claro que esto no acaba aquí, sino que se trata del fin de la represión, pero no del conflicto político y apuntan ya a un referéndum de autodeterminación. Y, aún así, fuentes de distintas formaciones del bloque de la investidura ya admiten que no saben si Junts encontrará algún aliciente para seguir apoyando al Ejecutivo.

Más allá de lo que venga en los próximos meses, la aprobación de la amnistía ha servido este jueves para reagrupar al PSOE con el resto de sus socios y volver a ofrecer una imagen de unidad frente a la derecha. En los últimos diez días, los socialistas se han quedado solos en varias votaciones, perdiendo su ley para abolir la prostitución y obligados a retirar el proyecto de ley del suelo ante la falta de apoyos. A esto se suma que el anuncio de Sánchez de enviar armas a Ucrania por valor de 1.100 millones de euros ha tensado aún más la relación con sus aliados parlamentarios, que protestan por la falta de información previa.