Taaramäe, líder ante la falta de ambición

El ciclista estonio triunfa en solitario en la primera llegada en alto de la Vuelta ante un pelotón que le dejó coger minutos de gloria

El Movistar, sobre todo, no quiso entrar en la pelea hasta el final con un ataque de Enric Mas en la meta del Picón Blanco

Taaramae hizo historia

Taaramae hizo historia

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Al tren ciclista hay que subirse cuando llega la ocasión. Las oportunidades no hay que dejarlas pasar, sobre todo cuando no se ha ganado una etapa ni en el Tour ni en el Giro y desde octubre del año pasado, con Marc Soler ganando en la Vuelta, el Movistar no logra nada destacable si se quita un triunfo de Alejandro Valverde, siempre el mismo, en el Dauphiné. 

La falta de ambición del conjunto telefónico puso en bandeja el regalo infinito que un ciclista estonio llamado Rein Taaramäe consiguió hoy en la cima del Picón Blanco para lograr el triunfo y encima vestirse con el jersey rojo de líder.

Todos los equipos, en la primera llegada en alto de la carrera, por carreteras burgalesas donde desapareció de repente el verano para sumergirse en un otoño adelantado, frío, viento y hasta niebla, dejaron una fuga que llegó a tener hasta 9 minutos. 

Todos quisieron que el Jumbo de Primoz Roglic cogiera el timón de la Vuelta. Pero Roglic no quiso desgastar a los suyos sabedor que desnudarse de rojo era un placer, como bañarse en el mar en una playa naturista; muchos días, 18 etapas todavía, una locura, una insensatez estar al frente de la carrera hasta la contrarreloj final de Santiago.

Pero el Movistar no está para regalos sobre todo cuando 2021 no es el año más brillante del principal equipo español; no llegan las victorias, no se alcanzan los podios, se escapan todos los jóvenes de brillante futuro que se van a otros equipos y Soler, quien iba a ser la referencia de la escuadra antes de la contratación de Mas, ficha por el Emirates para convertirse en gregario de Tadej Pogacar.

Enric Mas tenía ayer la victoria de etapa en las piernas. Miguel Ángel López, ‘Superman’ en el pelotón, podía gozar de cierta libertad para atacar de lejos y hasta Valverde, a quien no se le puede exigir nada, parecía ascender por el Picón Blanco, con ganas de lío y con esa fuerza que todavía no han perdido unas piernas de 41 años.

El pelotón hizo la siesta camino de la primera llegada en alto de la Vuelta mientras los fugados alcanzaban minutos de diferencia que les parecía a gloria. Y solo al final el Bahrein reaccionó cuando Mikel Landa dio la orden de zafarrancho para un ataque del ciclista alavés que prefirió guardar para otro día. 

Egan Bernal iba escondido mientras su compañero Richard Carapaz, con 2.48 minutos entregados en la meta, mucho Tour y mucho título de campeón olímpico, decía adiós al triunfo de la Vuelta a la tercera etapa. ¿Y los Movistar? ¿Dónde estaban? Ningún gregario actuó para recortar tiempo con mucha carretera llana antes del Picón Blanco. 

Dieron oxígeno, alegría y hasta energías a los fugados para creer lo que parecía imposible y lo que nunca habría pasado con una mínima ambición: el triunfo de Taaramäe.

Roglic parecía ni preocuparse ante la alarma de llegar a los kilómetros finales sin compañeros. Landa pedía calma a Damiano Caruso y solo Mas, a 250 metros, decidió demarrar, demasiado tarde, con Superman a su rueda, un movimiento que también fue un poco raro, para dejar la sensación de que se había dejado escapar un triunfo de etapa.

Taramäe, un ciclista nacido en Estonia y que ha corrido muchos años en Francia, ni se lo creía, una victoria que le llegó curiosamente a los seis años de imponerse en la Vuelta a Burgos. Mañana, camino de Molina de Aragón, podrá dar las gracias en el pelotón.