PRIMER ORO | JJPP

Tasy Dmytriv, el prodigio dorado español derriba la última barrera

La joven española de dieciséis años sumó la primera medalla de oro con una exhibición en los 100 metros braza

La española Anastasiya Dmytriv tras competir en los 100 braza SB8 en los que ha conseguido el oro en los Juegos Paralímpicos París 2024, este viernes en la capital francesa.

La española Anastasiya Dmytriv tras competir en los 100 braza SB8 en los que ha conseguido el oro en los Juegos Paralímpicos París 2024, este viernes en la capital francesa. / EFE/ Javier Etxezarreta

Albert Briva

Albert Briva

Romper barreras. Eso mismo lleva haciendo Anastasiya Dmytriv, conocida como Tasy, desde hace 16 años. Los mismos que han pasado desde que nació y los que ha tardado en conseguir colgarse una medalla de oro en unos Juegos Paralímpicos. Una historia de superación y de éxitos prematuros que la han llevado a ser la primera en poner la bandera de España en lo más alto de París.

Lo hizo en los 100 metros braza en la categoría SB8 con una autoridad imponente en una piscina de La Defense que quedó asombrada con tal exhibición. Cogió la delantera nada más saltar al agua y con su imponente brazada no dio opción a ninguna de sus rivales. Bicampeona del mundo y oro en europeo, ya puede presumir de serlo también en unos Juegos Paralímpicos.

No es nada nuevo, y es que Tasy sabe bien lo que es romper con las barreras y los prejuicios. Es habitual verla competir y coleccionar medallas en pruebas convencionales frente a chicas sin discapacidad. “Siempre me ha gustado, es una forma de superarme a mí misma. Alguna vez me han subestimado por la apariencia física, me miran como sintiendo lástima porque me falta parte del brazo, pero luego han tenido que callarse al verme nadar”. Así de claro y contundente lo siente y lo dice.

Tasy nació sin el antebrazo derecho, en la fría ciudad de Lviv (Leópolis), en Ucrania. Allí vivió solo año y medio, ya que en diciembre de 2009 llegó a España. Desde entonces, un ascenso fulgurante y una demostración tras otra de talento que han obligado a dejarla de ver como una promesa para pasar a verla como una estrella.

Pese a ello, asimila sin más sus logros, solo quiere divertirse nadando: “Elegí la natación porque me aporta libertad y alegría, me siento cómoda y me permite desconectar de todo. No imaginé que llegaría tan lejos, ni siquiera pensaba en competir. Ahora que estoy entre las mejores, soy ambiciosa, voy a por todas” sentenció confiada.

Derribada la puerta, a Tasy le quedan todavía opciones en los 200 estilos SM9 y en el relevo, pero su apuesta en los 100 braza está más que completada.