Tenis

Nadal y Alcaraz caen eliminados y culminan un día negro para España

La pareja española firma un muy mal partido contra Estados Unidos que provoca su eliminación (6-2 y 6-4) en cuartos de final

Rafa Nadal y Carlos Alcaraz, durante un descanso.

Rafa Nadal y Carlos Alcaraz, durante un descanso. / JUANJO MARTIN / EFE

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

Este oro solo existía en nuestra imaginación y no teníamos ni idea. Lo deseamos y creímos en él con tanta fuerza que nos convencimos a nosotros mismos de que Rafa Nadal y Carlos Alcaraz habían venido a París a recogerlo por nosotros, un trabajo de mera rutina de transportistas emocionales de los deseos de un país entero. Pero el deporte tiende a retorcer los guiones más bellos, los que dibujaban al mejor tenista que jamás conocieron las pistas de Roland Garros besando un oro olímpico junto a su heredero natural, abrochando con una corona de laurel una carrera irrepetible.

Lo deseamos con toda nuestra alma y creímos en este oro que nunca será. Porque este miércoles, en uno de los días más negros que recuerda España en unos Juegos Olímpicos, Nadal y Alcaraz se despidieron del torneo de dobles en cuartos de final (6-2 y 6-4). Austin Krajicek y Rajeev Ram, dos reputados doblistas estadounidenses, cinco grand slams entre ambos rompieron el embrujo de los dos mejores tenistas españoles de todos los tiempos en apenas una hora y 38 minutos.

Incluso, qué demonios, lo deseó Francia, lo deseó una París entregado a su tótem extranjero y a su joven pupilo. Pero iba a ser un imposible, en un día de esos en el que todo se sale del revés, en el que si escupes hacia abajo te puede caer el rebote del cielo aunque las leyes de la Física digan que es imposible. La insoportable humedad de la Philippe Chatrier terminó de redondear una indescriptible sensación de ahogo por saber que, más allá de la medalla, más allá de España, quizá haya sido la última vez que Nadal hay puesto un pie esta tierra prometida.

Nunca parecieron capaces los españoles de poder superar a sus sincronizados rivales, aunque en el circuito lleven vidas separadas. Krajicek y Ram ofrecieron un clínic de cómo jugar un partido de dobles y, en cierto modo, dieron una lección de humildad a quienes pensaban que esta disciplina bastante con juntar a dos buenos tenistas.

Un arranque que invitaba al pesimismo

La tarde ya empezó con muy malas sensaciones, con Nadal cediendo el servicio inicial del partido. Malas vibraciones que se incrementaron en el segundo, ganado en blanco por los estadounidenses. Y no, no era un mal comienzo fruto de la agresividad y las altas revoluciones impuestas por Krajicek y Raav. Era algo mucho más preocupante.

Porque más allá del remarcable buen hacer de sus rivales, Nadal y Alcaraz cometían errores impropios de su nivel tenístico. Muchos errores no forzados, malas decisiones continuadas en la red, también descoordinaciones que sí habían emergido en el debut y parecieron ya corregidas en el duelo de octavos frente a Países Bajos.

Las señales de alarma se encendieron en la tórrida Philippe Chatrier, con un Nadal que fallaba muchísimo en la red y un Alcaraz que, tras haber jugado apenas unas horas antes su compromiso individual, se precipitaba en exceso cuando los estadounidenses subían su línea de defensa tras servicio, sobre todo tras el de Krajicek, un cañón. Intimidados incluso en algunos tramos, la pareja española confirmó su desastre de set perdiendo el definitivo servicio, el del octavo juego (2-6).

Una reacción que nunca llegó

Los españoles necesitaban hacer terapia sobre la marcha, sin bajarse del tren, con la presión añadida de saberse a un set de que el mayor sueño olímpico del país se fuera por el sumidero en cuartos de final, todavía una ronda prematura dada la expectación generada a su alrededor.

Pero no era el día, como demostró el octavo juego que iba a resultar decisivo. Con Alcaraz al servicio, España se vio de repente con 0-40 en contra, hábiles Krajicen y Ram para encontrar siempre los lugares en los que sus rivales dudaban de si ir uno o el otro. El 'break' se resolvió con una bola ajustada que, en ausencia del 'ojo de halcón', Nadal y Alcaraz intentaron discutir durante un par de minutos con la árbitra del partido. El intento fue baldío.

Tenis dobles masculino: Alcaraz/Nadal VS Krajicek/Ram

Tenis dobles masculino: Alcaraz/Nadal VS Krajicek/Ram / JUANJO MARTIN

Se resistieron hasta el final los españoles, con un décimo juego que fue pura pasión. Nadal avivaba con aspavientos la caldera de la Chatrier, de su propia casa, a cada punto que conseguían Alcaraz y él. Pero no había manera, no era el día, y menos con Krajicek al servicio en el juego decisivo. Salvó España una pelota de partido de los estadounidenses, pero a la segunda murieron en la hoguera y, con ellos, las ilusiones de un país que soñaba con su medalla como con ninguna otra.

Siguen Alcaraz y Sorribes-Bucsa

Nadal se marcha, quizá para siempre. Alcaraz permanece para jugar los cuartos de final del individual (le espera Tommy Paul), misma ronda que Sara Sorribes y Cristina Bucsa en el cuadro de dobles femenino, la otra opción de medalla que aún tiene el tenis español. Porque no, ese oro que tanto deseábamos no existía. Solo lo hacía en nuestra imaginación y no teníamos ni idea.