Tenis | Dobles femenino

Bucsa y Sorribes, el bronce de la pareja que nació por casualidad

La pareja española derrota con claridad a las checas Muchova y Noskova (6-2 y 6-2) y gana la sexta medalla del tenis español en dobles femenino

Sara Sorribes y Cristina Bucsa celebran su bronce olímpico.

Sara Sorribes y Cristina Bucsa celebran su bronce olímpico. / Juanjo Martín / Efe

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

¿Quién no tiene un amigo, por decirlo así, a mí que me registren, al que no le haya pasado algo así? Sara Sorribes tenía (y aún tiene) una pareja estable en el circuito WTA, la checa Marie Bouzkova. Pero, un buen día, le dio plantón. Digámoslo, siempre en clave deportiva, así. Se agotaba el plazo de inscripción para el dobles en el Mutua Madrid Open, disputado al inicio de la pasada primavera, y Bouzkova le dijo a Sorribes que no iba a poder jugar con ella, todavía convaleciente de una lesión. Ese fue el germen del bronce cosechado este domingo junto a Cristina Bucsa en los Juegos Olímpicos.

La castellonense se quedó, de repente, plantada y sin pareja en el último instante del torneo 'de casa'. Así que empezó a darle vueltas a la pareja mientras caminaba por las tripas de la Caja Mágica madrileña. Y ahí se encontró con Ion Bucsa, el padre, de Cristina, y se le encendió la bombilla. Sabía que la cántabra, nacida en Moldavia, también estaba 'soltera' para ese torneo.

Victoria en dos sets

Sorribes le hizo una proposición decente al padre de Bucsa y este asintió en nombre de su hija. Un puñado de días después, ambas ganaban juntas el Mutua Madrid Open. Tres meses menos un día después, ambas celebran una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de París, tras derrotar a las checas Karolina Muchova y Linda Noskova este domingo en dos cómodos sets (6-2 y 6-2 en 1h:14).

Cristina Bucsa y Sara Sorribes, durante el partido ante Karolina Muchova y Linda Noskova.

Cristina Bucsa y Sara Sorribes, durante el partido ante Karolina Muchova y Linda Noskova. / EFE

Y aunque Sorribes ha seguido con su pareja de siempre estos meses, con la que ha jugado Roland Garros y Wimbledon, ha encontrado en Busca una conexión extraordinaria. 10 partidos han jugado juntas y han ganado nueve, solo cayeron en las semifinales jugadas aquí en París, ante las rusas Mirra Andreeva y Diana Shnaider.

"Somos tan distintas... Cristina salió de la pista tras perder la semifinal pensando ya en que íbamos a ganar el bronce. Yo quería esperar un rato antes de cambiar el chip, pero para ella no hay otra opción. Estaba convencida de que ganarísmos en Madrid y también de que conseguiríamos la medalla aquí. A veces me colapsa un poco, pero intento seguirla. Nos compenetramos muy bien", decía luego Sorribes, y asentía Busca, aún a pie de pista, emocionadísima la castellonense, exultante la cántabra.

Dos medallas para el tenis

Así es la vida, ¿quién no conoce alguien a quien no le haya pasado? Un buen día conoces a otra persona y descubres que tienes con ella una conexión que no tenías con tu pareja desde hace tres años. Hoy Sorribes y Busca son felices juntas, orgullosas medallistas españolas para el fértil tenis nacional que se va de París con dos preseas.

Durante esta semana larga de competición se han mostrado como una pareja compenetrada, solo zarandeada en una semifinal para el olvido. Con una Sorribes más dominadora desde el fondo de la pista y una Bucsa veloz y hábil en la red, España ha vuelto a triunfar en una disciplina, el dobles femenino en la que acumula ya seis medallas: platas en Barcelona 1992, Atenas 2004 y Pekín 2008; y bronces en Atlanta 1996 y París 2024. Nada mal para un deporte que regresó al programa olímpico en Seúl 1988 tras más de seis décadas de ausencia.

La final por el bronce apenas tuvo una historia, con las españolas siempre gobernando el partido antes dos oponentes que nunca hasta este torneo habían jugado juntas. Muchova ni siquiera es una habitual del circuito de dobles de la WTA, lo que refuerza el mérito de que ambas llegaran hasta el partido por la medalla.

Solo cuatro juegos en contra

El partido arrancó con un break a favor de las españolas y ya no volvió a estar nunca igualado. Las españolas, sólidas, coordinadas y con las ideas claras, se apropiaron otras dos veces del servicio de las checas, la última vez para resolver el set con solo dos juegos en su contra.

La pareja de la República Checa no encontraba una sola rendija en el dueto formado por Bucsa y Sorribes y siguieron sin hacerlo en el segundo y definitivo set, resuelto por idéntico parcial, aunque con mayor intercambio de 'breaks'. Detalles menores para una final en la que el bronce de las españolas jamás estuvo en discusión.

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