Conflicto en Oriente Próximo

Hizbulá prepara su respuesta al ataque de Israel en Beirut

Con los ojos puestos en Irán por el asesinato del líder de Hamás en Teherán, la milicia libanesa ha confirmado la muerte de su número dos, cuyo cuerpo han podido recuperar debajo de los escombros, y planea responder con contundencia

Edificio destruido tras ser alcanzado en un ataque israelí en el sur de Beirut (Líbano)

Edificio destruido tras ser alcanzado en un ataque israelí en el sur de Beirut (Líbano) / Europa Press/Contacto/Bilal Jawich

En Beirut, muchos libaneses viajaron al pasado este martes por la noche. Volvieron a las noches tórridas de julio de 2006 cuando el sur de la capital libanesa languidecía bajo bombardeos israelíes y el resto de la ciudad seguía con su vida. Anoche, ocurrió algo parecido. Un avión no tripulado israelí alcanzó el edificio al Rabiaa en el suburbio sureño de Haret Hreik y arrasó con la vida de dos mujeres y dos niños. El objetivo era Fuad Shokur, número dos de la milicia-partido político libanés Hizbulá. Horas después, las garras militares de Israel llegaban hasta Teherán, matando al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh. Ahora, igual que hace 18 años, muchos libaneses temen porque la guerra regional se instale en sus hogares.

Con la luz del día, los voluntarios de la defensa civil y los bomberos retoman su búsqueda entre los escombros. El polvo vuela por encima de las decenas de personas que les observan. Varios ministros libaneses cercanos a los partidos chiitas de Hizbulá y Amal se han desplazado hasta el lugar de los hechos. “Continuaremos nuestra lucha contra Israel”, ha afirmado la diputada Amine Cherri de Hizbulá. A primera hora de la mañana, el grupo libanés se ha pronunciado sobre la suerte de Fuad Shokur, uno de sus principales comandantes militares, a quien Israel afirma haber eliminado. Hizbulá ha confirmado que Shokur “estaba presente en este edificio en ese momento”, sin confirmar ni desmentir su muerte. 24 horas después del ataque, por fin han podido recueprar su cuerpo de debajo de los escombros.

"Nivel peligroso"

“Instamos al mundo, testigo de los crímenes de Israel, a obligarlo a cesar el fuego y a cumplir las resoluciones y leyes internacionales; el mundo debe dejar de ser un mero observador de las transgresiones de Israel”, ha dicho el primer ministro en funciones, Najib Mikati, en una reunión de emergencia del gabinete este miércoles. “La situación se ha intensificado a un nivel peligroso, transformando el Líbano en un campo de batalla de guerra, matanzas y destrucción”, lamentando tener la impresión de que “el mundo considera estos horribles actos como simples incidentes”, ha añadido. Después del bombardeo contra la capital libanesa, los aviones israelíes han seguido atacando las localidades del sur del país de los cedros, en la frontera compartida entre rivales.

Mientras el mundo ya mira hacia otro lado, alarmado por el asesinato del líder político de Hamás en Teherán, el Líbano, ahora ya en su totalidad, teme convertirse en escenario clave de la guerra regional que parece avecinarse. “La agresión israelí contra los suburbios del sur de Beirut es una agresión contra todo el Líbano y su población”, ha declarado Georges Kallas, ministro saliente de Juventud y Deportes, instando a “la comunidad internacional a hacerse cargo de este acto criminal”. Israel desoyó por completo todas las “recomendaciones” de los diplomáticos occidentales, en particular estadounidenses, que le pidieron que “evitara Beirut a toda costa”. Este es el segundo ataque contra la capital libanesa en diez meses. El pasado 2 de enero, bombardearon otro edificio en un ataque selectivo contra uno de los líderes de Hamás, Saleh al Arouri.

Con los ojos puestos en Irán

De nuevo, se trata de un ataque simbólico contra un punto concreto de la geografía libanesa. En los suburbios del sur de Beirut, se concentran importantes infraestructuras de Hizbulá, al que Israel culpa de la masacre de 12 niños en los Altos del Golán ocupados el pasado sábado. También allí se encuentran algunos de los principales líderes del grupo. Tanto Israel como Estados Unidos buscaban a Shokur. Washington considera que tuvo “un papel clave” en el bombardeo de las barracas de los marines en Beirut en 1983 que acabó con la vida de 241 estadounidenses. Se rumorea que cualquier soplo por su paradero se recompensaría con millones de dólares. En un país en debacle económica desde hace casi un lustro, eso es mucho dinero.

La naturaleza de los ataques israelíes de los últimos nueve meses ha sido muy selectiva, con más de 386 miembros de Hizbulá muertos. Pero, en sus agresiones, también han perdido la vida casi un centenar de civiles. El incidente del martes vuelve a demostrar la inequívoca superioridad en términos de inteligencia de los israelíes que tienen la capacidad de apuntar con precisión a sus objetivos violando el espacio aéreo libanés. Ahora, Hizbulá no tiene más opción que responder. “Si ellos apuntan a Beirut, nosotros apuntaremos a Tel Aviv”, alertaron varios ejecutivos del grupo a los diplomáticos occidentales en los últimos días. Los chiitas han dejado claro que ellos no quieren una guerra total, así que la respuesta probablemente sea de gran calibre pero contenida. De momento, todos los ojos están puestos en Irán. De su principal aliado también dependerá la respuesta.

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