Elecciones EEUU 2024

La crisis de Biden se agudiza

Aumenta palpablemente la frustración de políticos y donantes demócrata con el mensaje de normalidad del presidente y su campaña

El presidente de EEUU Joe Biden.

El presidente de EEUU Joe Biden. / EFE

Idoya Noain

Joe Biden, su campaña y la Casa Blanca han pasado cinco días intentando calmar el pánico demócrata desatado por la calamitosa actuación del presidente en su debate con Donald Trump. Minimizan las preocupaciones sobre su estado a los 81 años que durante meses mostraron muchos votantes y tras el debate se han disparado, rechazan la idea de que pueda abandonar su candidatura para las elecciones de noviembre y pisan el acelerador para tratar de contener la ansiedad, intensificando los contactos con líderes de la formación, cargos electos y donantes y la agenda del presidente. La crisis, no obstante, no solo no remite sino que se agudiza.

Este martes, por primera vez, un congresista electo, el representante de Texas Lloyd Doggett, instaba públicamente a su líder, de 81 años, a abandonar. Según una fuente del Congreso citada por ‘The Guardian’, hay al menos 25 demócratas más en Capitol Hill preparados para dar ese mismo paso.

En las Cámaras hay palpable frustración con la falta de contacto directo que la mayoría de congresistas han tenido con el mandatario desde el debate del jueves para que les tranquilice sobre su estado y se cuestiona la especie de “burbuja” en que se le mantiene, que empeora las ansiedades. Hay también temor a que, si insiste en seguir siendo el candidato, dañe sus propias elecciones en noviembre.

Es un miedo que comparten algunos grandes donantes, que como ha publicado Axios esperan ansiosos encuestas antes de ejecutar planes que ya tienen preparados para traspasar dinero que iban a destinar a la carrera presidencial a las de las Cámaras. La idea es intentar asegurar un muro de contención en Capitol Hill ante una eventual victoria de Trump.

Agenda intensificada

Desde la Casa Blanca tratan de esquivar la crisis y han intensificado la agenda de Biden. Este miércoles va a mantener por la tarde una reunión con gobernadores demócratas. Tras la celebración de la fiesta del 4 de julio el viernes va a grabar una entrevista con la cadena ABC y se ha añadido a su agenda un acto de campaña en Wisconsin. El domingo ha sumado otro acto electoral en Pensilvania y la semana que viene participará como es costumbre en una rueda de prensa en la cumbre de la OTAN en Washington.

Lo que está por ver es que con todo Biden vaya a lograr contener problemas que se evidencian de muchas maneras. En una encuesta publicada este martes de Reuters e Ipsos, uno de cada tres demócratas opinaba que debería abandonar. Y Puck News obtuvo un sondeo interno de los demócratas que muestra que se ha deteriorado la desventaja de Biden frente a Trump en prácticamente todos los estados y en todos los bisagra determinantes.

Además, según una noticia de ‘The Washngton Post’, el expresidente Barack Obama, que públicamente ha dado su respaldo a la continuidad de Biden, ha reconocido en privado a aliados que una campaña de reelección que ya estaba cuesta arriba se ha vuelto aún más complicada tras el debate. 

En su contra Biden suma, asimismo, las declaraciones algo ambivalentes que han realizado también este martes Nancy Pelosi y James Clyburn, dos figuras de enorme peso en la Cámara Baja y en el partido que hasta ahora le han dado su respaldo para mantener la candidatura.  La expresidenta de la Cámara Baja ha admitido que es “legítimo” preguntar si la mala actuación de Biden en el debate fue un fallo específico aquel día o síntoma de un “problema médico”, algo que también ha urgido a clarificar el senador Sheldon Whitehouse, una de las dos voces de la Cámara Alta que se han lanzado abiertamente a cuestionar a Biden. Clyburn, por su parte, abría la puerta a una elección sin Biden y aseguraba en MSNBC que apoyaría a la vicepresidenta, Kamala Harris, si el presidente se retirara.

“Lapsus cada vez más pronunciados”

La discusión sobre el estado físico y mental de Biden ocupaba buena parte de la rueda de prensa diaria de la Casa Blanca, donde la portavoz insistía en la línea oficial que defiende que está en plenas facultades. Pero lo que vieron los espectadores del debate y ha centrado la conversación estos días volvía al primer plano con un artículo de ‘The New York Times’ que, citando a personas que han estado con el presidente en las últimas semanas y meses, hablaban de lapsus aparentemente “cada vez más frecuentes, más pronunciados y más preocupantes”. 

El artículo, por ejemplo, incluía las declaraciones desde el anonimato de un alto cargo europeo que estuvo con el demócrata durante la cumbre del G7 en Italia que asegura que en el último año ha habido un declive notable en el estado físico de Biden y que los líderes europeos se quedaron en “shock” por lo que vieron.

Llegaba un día después de revelaciones similares de Carl Bernstein. En CNN el veterano reportero explicó el lunes que múltiples fuentes le habían dicho que en el último año y medio vieron a Biden tan mal como en el debate y que “en los últimos seis meses particularmente ha habido marcados incidentes de declive físico y cognitivo”.

Jet lag

El propio Biden buscaba este martes dar una explicación a su agónica actuación en el debate. En un acto de recaudación de fondos en Virginia, hablaba de sus dos viajes a Europa en dos semanas y del impacto de los cambios horarios. “No fui muy inteligente”, dijo. “No escuché a mi equipo y volví y casi me duermo en el escenario. No es excusa pero es una explicación”, declaró.

El problema que algunos han destacado de esa argumentación es que tras el regreso del segundo viaje a Europa Biden pasó dos días en una casa en la playa y luego seis más preparando el debate en Camp David. Según su propio equipo, esos preparativos no empezaban hasta las 11 de la mañana y se reservaba un tiempo a diario para la siesta.