Elecciones EEUU 2024

Biden se enroca y desoye las llamadas a retirarse apoyado por su familia

El presidente, su esposa, su campaña y el liderazgo del partido tratan de ganar tiempo y aplacar el pánico y la ansiedad que desató en el debate

El president Joe Biden i la seva dona, durant un míting de campanya a Raleigh (Carolina del Nord), ahir.

El president Joe Biden i la seva dona, durant un míting de campanya a Raleigh (Carolina del Nord), ahir. / AP

Idoya Noain

Cuatro días después de que la agónica y desastrosa actuación de Joe Biden en el debate frente a Donald Trump incendiara la conversación sobre la capacidad física y mental del presidente de Estados Unidos a los 81 años y activara un clamor instándole a retirar su candidatura a las elecciones de noviembre, el demócrata se ha enrocado en su intención de seguir luchando por la Casa Blanca.

En esa postura cuenta con el apoyo de su familia, con la que ha pasado el fin de semana en Camp David. Y en esa red pesa la voz de su hijo Hunter y, sobre todo, la de la primera dama, Jill Biden, posiblemente la persona más influyente en las decisiones políticas y personales del mandatario.

Ella sigue defendiendo con uñas y dientes que se mantenga en la carrera. Lo ha estado diciendo desde el mismo jueves en público y en privado. Y este domingo, en unas declaraciones a ‘Vogue’ (que este lunes sacaba un número con ella en la portada y una entrevista realizada previamente) insistía: “No dejaremos que esos 90 minutos (de debate) definan los cuatro años que ha sido presidente. Seguiremos luchando”.

Jill Biden aseguraba también que su esposo “siempre hará lo que es mejor para el país”. Pero aunque desde estrategas y donantes hasta votantes y muchas voces en el ámbito mediático más cercano a los demócratas llevan días instándole a dar un paso al lado, Biden se mantiene con una obcecación que tiene aires de desafío.

Comprar tiempo

La campaña ha logrado comprar algo de tiempo. Ha conseguido que los pesos pesados del partido como Barack Obama y Hillary Clinton, además de otros políticos destacados e incluso quienes suenan como potenciales relevos para Biden, de la vicepresidenta Kamala Harris a los gobernadores Gretchen Whitmer y Gavin Newsom, cierren filas respecto a su candidatura. 

Aunque no han faltado voces de políticos demócratas que, como editorialescolumnistas y estrategas, le piden que abandone, e incluso le acusan de un acto de “vanidad” por seguir adelante, ninguno de las figuras electas fundamentales en el partido lo han hecho. Y en una reunión virtual que hubo el sábado del Comité Nacional Demócrata se pidió unidad a los miembros de ese órgano, que componen más de cuatro centenares de líderes estatales y locales de la formación.

La conversación, no obstante, no se abrió a preguntas ni comentarios y se deshabilitó el chat. Y al menos un participante citado desde el anonimato por ‘The Washington Post’ aseguró que la reunión había sido “terrible” y acusó al liderazgo y la campaña de estar “disociados de la realidad”.

Biden, cuyo estado llevaba meses situado como una de las principales objeciones a su candidatura de los votantes, sin duda se mueve en aguas pantanosas y en su campo son conscientes del potencial punto de inflexión que atraviesa su carrera. Incluso antes de que lleguen las primeras encuestas firmes que pueden mostrar el impacto del debate, para este lunes por la tarde se había organizado aceleradamente una llamada con grandes donantes, en la que se trataron de calmar las ansias y el pánico desatados desde incluso antes de que acabara el debate el jueves. Y el objetivo es conseguir que no se cierre el grifo de las donaciones, vitales para mantener la carrera.

Aire de normalidad

Biden, su familia, su equipo y sus aliados tratan de proyectar un aire de normalidad, aunque nada es normal en este sísmico momento político. Este lunes el presidente incluía una intervención en su agenda para reaccionar a la histórica decisión del Tribunal Supremo que altera el concepto de inmunidad presidencial ante persecuciones penales y beneficia a Donald Trump. Biden hablaba enérgicamente del fallo, para denunciarlo con dureza. Leía sus palabras de un telepromter y se marchaba sin contestar preguntas.

Horas antes la campaña había publicado un nuevo vídeo donde denunciaban las numerosas mentiras que Trump lanzó en el debate. En ese vídeo las imágenes del propio Biden no eran del encuentro en CNN, sino del mitin que ofreció al día siguiente, donde se mostró también mucho más enérgico y donde también pudo leer sus frases de un teleprompter.

Desde la reunión familiar en Camp David también llegaban informaciones que buscaban responsabilizar de la debacle de Biden no al líder sino a sus principales asesores. La familia, según esas filtraciones, ha criticado que la preparación para el debate estuvo demasiado centrada en cifras y detalles, que no se le preparó bien o que se le agotó demasiado. Por criticar han cuestionado hasta su maquillaje.

Hay pocos actos públicos en la agenda de Biden esta semana, cuando se celebra la fiesta del 4 de julio. El presidente participa el martes en una sesión sobre el clima extremo ahora que bajo el impacto del cambio climático se ha iniciado antes que nunca la temporada de huracanes del Atlántico y luego tiene una recepción en Virginia. El miércoles participará en una ceremonia de entrega de medallas de honor, entre cuyos receptores están dos de los pesos pesados que le han mostrado públicamente el respaldo: la expresidenta de la Cámara Baja Nancy Pelosi y el congresista Jim Clayburn, el hombre que fue vital para que lograra la nominación en 2020. El jueves celebra con militares la fiesta de la independencia y el viernes volverá a Camp David.

Demanda republicana

Los republicanos, mientras, apuestan a seguir intentando dañar la imagen sobre el estado de Biden. Este mismo lunes el comité judicial de la Cámara Baja que controlan presentaba una demanda en Washington contra el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, para intentar que tenga que hacer público el audio de la entrevista que hizo con Biden el fiscal especial Robert Hur, que investigó al demócrata por su manejo de documentos clasificados.

Cuando Hur presentó su decisión de no imputar a Biden hizo en su informe un retrato demoledor del estado de Biden. El Departamento de Justicia facilitó al Congreso una transcripción de las entrevistas de Hur con Biden, pero no la grabación.

No todos los conservadores creen que lograr la retirada de Biden vaya a ser beneficioso para Trump. Steve Bannon, uno de los principales ideólogos de la extrema derecha, cree que el demócrata se retirará pero considera que la victoria del debate para Trump es “pírrica”. En una entrevista el domingo (antes de entrar este lunes en prisión para cumplir una pena de cuatro meses por desacato al Congreso) el estratega aseguraba que Trump “va a perder al tipo al que puede derrotar, y por mucho, y vamos a tener enfrente un comodín”. El estratega animó a los republicanos a atacar el proceso de selección del sustituto de Biden que da por hecho que sucederá. “Debemos volverlo un arma y mostrar a la nación lo desalmados que fueron, cómo se movieron por su propio interés, cómo no pusieron por delante el bien de la nación y sí la ambición personal”, dijo.